Galicia se estrena como destino “Gay Friendly”

Al menos tres agencias de viajes gallegas ya ofertan paquetes vacacionales y rutas por territorio gallego dirigidos en exclusiva al público LGTB y han nacido los primeros hoteles gayfriendly en Santiago y Vigo. Estos alojamientos, que abren un nuevo nicho turístico de mercado que empieza a cocerse en la comunidad, se unen a los 50 establecimientos de copas, bares, restaurantes y discotecas que, hasta el momento, eran considerados tímidamente “de ambiente” y, a partir de ahora, se declaran ´gays´ sin reparos ni ataduras y se publicitan abiertamente en las webs dirigidas al colectivo LGTB.

“Tras mi estudio, he registrado en Galicia 68 empresas o establecimientos que se declaran gayfriendly y cumplen todos los parámetros. Ya hay hoteles: principalmente son urbanos de tres y cuatro estrellas. En Santiago, son pequeños hoteles con encanto, de una estrella, situados a pocos metros de la catedral”, explica Ana Otero, al diario Faro de Vigo autora de la primera tesis gallega sobre turismo LGTB, un estudio que acaba de presentar y que es el segundo en España en analizar este tema, con un único precedente en Cataluña.

Turismo LGBT en auge

Según comenta Rubén Díaz, responsable de una de las tres agencias “las cifras de visitantes todavía son modestas, con más de cien turistas al año que contactan con las nuevas agencias gayfriendly y contratan paquetes que venden Galicia para este colectivo, el mercado empieza a moverse. Lo que se inició en Estados Unidos y Europa hace poco más de dos décadas, inventando una modalidad turística para homosexuales, en Galicia empezó a sonar hace apenas tres años. “Los clientes más habituales son de Madrid y Barcelona y acuden a Galicia para pasar un fin de semana. Eso es lo más común. Pero también captamos clientes en Londres y Alemania. Tenemos muchos contactos en Munich y Hamburgo, repartimos publicidad y tarjetas allí. Hacemos paquetes con hoteles, casas rurales con las que hablamos primero para garantizar un ambiente de respeto”

Publicado por Alvaro Llàcer