La importacia de la bajada en el tipo de cotización
Desde que Bismark y Beveridge propusieron en sus respectivos Parlamentos la creación de un “Sistema de Seguros Sociales”, con el objetivo de dar una cobertura social a los trabadores de la industria y una asistencia universal a la sociedad, el transcurso del tiempo ha ido ampliando el campo de aplicación de tales seguros cubriendo no solo las necesidades presentes que pudieran afectar a los individuos, sino también paliando y, más adelante, previniendo, futuras contingencias que éstas pudieran acaecer; hasta, así, moldear una estructura asistencial, que a día de hoy, es el Sistema de la Seguridad Social.
El modelo de financiación, inicialmente comenzó con las propias aportaciones a los seguros privados por parte de cada uno de los posibles afectados. Poco a poco, el Estado fue mostrando mayor interés mediante pequeñas aportaciones. A día de hoy, la Seguridad Social se financia con las contribuciones de los empresarios y de los trabajadores (si bien en menor medida) y con las aportaciones del Estado al Presupuesto de la Seguridad Social.
El artículo 48 de la Ley General de la Seguridad Social redacta que “las pensiones contributivas del Sistema de la Seguridad Social, así como su gestión y las funciones referidas a la afiliación, cotización, gestión económico-financiera-patrimonial, se financiarán con las contribuciones de las personas obligadas...; mientras que las pensiones no contributivas se financiarán con las aportaciones del Estado”.
Si bien, podríamos pensar en una concepción futura de la Seguridad Social, en materia de financiación. Es decir, sería ideal que la financiación del Sistema de la Seguridad Social se hiciera en mayor medida con las aportaciones del Estado, y dejando las contribuciones de los empresarios y de los trabajadores para cubrir aquellas mejoras voluntarias a las que éstos quisieran optar como protección complementaria.
A día de hoy, esta concepción futura se hace un tanto imposible, pues son tantas las continuas rebajas impositivas que lo recaudado por la vía fiscal (tributaria) hace imposible destinar los suficientes recursos (aportaciones) a la Seguridad Social sin perjudicar por ello a otras partidas importantes en los Presupuestos Generales del Estado.
Me atrevo a decir que sería más importante una rebaja en los tipos de cotización que en las escalas impositivas. Pues, las cuotas a la Seguridad Social (tanto obrera como patronal) son un gravamen a la mano de obra, y por tanto, una bajada de estas cuotas reduciría el coste de la mano de obra, con ellos las empresas contratarían más personal. Al contratar más personal habría más rentas del trabajo personal y, al haber más rentas, más fuentes para recaudar y mayores ingresos fiscales para la Hacienda.
Autor: Carlos
URL: http://www.economiajoven.net/content/view/559/2/
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