Plantas ornamentales tóxicas para los perros
Uno de los comportamientos innatos mejor ejercido por los perros es lo que comúnmente llamamos instinto exploratorio. Por él los perros, y en especial los cachorros, conocen el mundo en donde habitan. La forma que tienen de hacerlo es especialmente a través de la boca, mordiendo todo lo que esta a su paso. Por esta razón debemos conocer perfectamente que es lo puede estar al alcance de sus hocicos para poder prevenir las intoxicaciones y, ante alguna eventualidad, poder actuar rápidamente.
Pero antes de prevenir debemos saber. Por eso desde Mi Perro y Yo queremos ayudarlos a conocer los riesgos que rodean a nuestras mascotas día a día para que juntos podamos brindarles todo lo que ellos necesitan.
Una planta toxica es aquella que contiene un principio tóxico que al ser ingerida o puesta de algún modo en contacto con nuestros perros puede producir daños a la salud o a la vitalidad. Las plantas ornamentales tóxicas son aquellas especies que habitualmente se usan como adorno y que contiene sustancias que pueden afectar la salud de los animales.
En el mundo hay más de 700 especies vegetales consideradas potencialmente tóxicas, de las cuales 468 son utilizadas frecuentemente como ornamentales. Algunas de ellas presentan una alta toxicidad y simplemente su consumo en pequeñas cantidades es suficiente para provocar grandes alteraciones en nuestros animales que podrían llevarlos a la muerte. Ejemplo de esta clase de plantas son las Azaleas que contienen un tóxico llamado andromedotoxina que provoca una parálisis de los músculos respiratorios tras su ingestión; y el Laurel de Jardín que contiene un cardiotóxico capaz de causar arritmias cardíacas y pulso débil.
Entre las plantas de media toxicidad podemos mencionar a los Helechos por provocar debilidad muscular, cambios de ánimo e infartos.
Si un animal ingiere una planta de lo que llamamos baja toxicidad, como por ejemplo el Potus, que contiene en sus hojas cristales de oxalato de calcio, presentará salivación excesiva, vómitos y diarreas en casos leves pudiendo llegar a presentar dificultad respiratoria. Pero el tan conocido Potus no solo afecta a nuestro perro si se come la planta sino que también el contacto de la piel con dichos cristales puede provocar irritación dérmica.
Es importante tener siempre presente que la toxicidad de las plantas puede sufrir modificaciones dependiendo de la época del año, estado de crecimiento de la planta, partes de la planta y condiciones de crecimiento y sanidad de la misma. Por eso debemos tener pleno conocimiento de las características de cada una de nuestras plantas para evitarnos más de un dolor de cabeza.
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