Adelgazamiento localizado I: cómo acumulamos las grasas
Seré rotundo desde el principio: NO existe ningún método de ejercicio físico que nos haga adelgazar localizadamente, y mucho menos que ese adelgazamiento se produzca precisa y únicamente en la zona que nosostros deseemos. La única manera de conseguirlo, nada aconsejable, es la cirugía. Pero antes de aclarar por qué no lo conseguiremos de manera natural, analicemos cómo estamos depositando esa grasa en nuestro cuerpo.
Las grasas acumuladas en el cuerpo tienen diferentes funciones. Algunas de ellas son de una importancia vital, como puede ser la sujeción de órganos internos (corazón, riñones,…) o un correcto funcionamiento metabólico, generalmente localizadas a niveles profundos del cuerpo. Otras, las superficiales (bajo la piel), fueron indispensables en nuestros orígenes, pero ya no son tan determinantes en “nuestro” primer mundo. Básicamente cumplen dos objetivos: el primero, luchar contra el frío (pero ya tenemos mantas, forros polares, abrigos,…); y el segundo, proporcionarnos una reserva energética de larga duración para recurrir a ella en caso de no tener nada que comer (estoy convencido de que siempre tienes algo que picar en la nevera).
Centrémonos en este segundo tipo, la grasa subcutánea. El organismo la reparte, más o menos, de manera proporcionada por todo el cuerpo. Ahora bien, es cierto que hay ciertas zonas del cuerpo que tienden a acumular más grasa que otras. ¿Por qué? Si observas la estructura del cuerpo humano es fácil de entender.
Esta grasa acumulada comporta un peso extra a transportar. Y si yo quiero transportar una carga de más durante todo el día, tengo que encontrar la manera más cómoda y equilibrada de hacerlo. Esto dependerá fundamentalmente de dos factores:
- Localización del centro de gravedad corporal. Cuanto más cerca del centro de gravedad de nuestro cuerpo coloquemos la carga, menor será la energía necesaria para transportarla y más fácil será mantener nuestro equilibrio. El centro de gravedad del cuerpo humano suele localizarse unos 2-3 dedos por debajo del ombligo.
- Estructura corporal del individuo. Depositando la grasa próxima a estructuras rígidas (óseas) grandes, de forma que la estabilidad corporal durante el transporte se vea mermada en la menor medida posible.
De este modo, es lógico comprender que estos depósitos de grasa acostumbren a localizarse en los alrededores de la parte central del abdomen (centro de gravedad), así como en la caja torácica (en el caso de los hombres) y la pelvis y caderas (para las mujeres). Como siempre, pueden haber excepciones respecto a como se reparte la grasa en el cuerpo dependiendo del género del individuo, aunque generalmente están muy ligadas a su morfología corporal en concreto. Por ejemplo, probablemente una mujer con una pelvis estrecha acumulará la mayor parte de sus depósitos grasos en la zona abdominal y lumbar. Y podemos poner algún ejemplo absurdo: ¿te imaginas que sólo te engordaras de tu brazo derecho? ¿O que toda tu grasa se acumulara en las orejas?
Para ir terminando… ¿te has fijado en cómo se adelgaza alguien que está a régimen? Solemos pensar que lo primero que se adelgaza es la cara y las piernas (de rodilla hacia abajo). No es que sea lo primero, aunque sí lo que mejor apreciamos. A la hora de adelgazar, el cuerpo seguirá la misma premisa. Lo hará de manera proporcional, y si tiene que dejar algo de reserva, lo seguirá haciendo en nuestro centro. De ese modo, esa zona será la última en perder toda su grasa…
Ahora ya conoces el motivo de la existencia de esa barriguita. De momento, no sigas mortificándote a base de ejercicios abdominales diarios con el fin de rebajarla. El ejercicio te ayudará, pero no será lo más importante. Pronto, en “Adelgazamiento localizado II: cómo quemamos las grasas” encontrarás algunas respuestas.
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