¿El tarot revela el futuro?
El tarot es una práctica adivinatoria que emplea un mazo especial, compuesto de setenta y ocho cartas que reciben el nombre de arcanos. Dice la leyenda que en el Antiguo Egipto existía un sabio, Thot. Los dioses decidieron premiarlo, y concederle un conocimiento superior, pues ellos creían que Thot sería la única persona en la tierra capaz de comprender el significado del tarot de manera cabal. Para los dioses, la relación entre tarot y futuro estaba clara: el tarot era el medio concebido por las divinidades egipcias, para anticiparles a sus fieles adoradores qué les tenía deparado el destino.
Thot comprendió rápidamente que semejante conocimiento y poder entrañan una responsabilidad superior. En consecuencia, ocultó el tarot, que en realidad no eran cartas, sino una serie de 78 laminillas de oro, hundiéndolo en el río Nilo. Pero antes de hacerlo, eligió a algunos discípulos para continuar con esta sagrada enseñanza a lo largo del tiempo. Thot creía, como sus dioses le habían instruido, que este conocimiento, el de la simbología y la interpretación de estas láminas, era todo lo que un ser humano necesitaría a lo largo de su vida. Y no se equivocaba. El nombre tarot deriva de “libro de Thot”.
Afortunadamente, como muchos otros legados egipcios de la cultura, las ciencias y las artes, el tarot logró prevalecer para los hombres, como ese regalo original que los dioses decidieron hacerles. A lo largo de la historia, la práctica del tarot fue haciéndose cada vez más común entre distintos pueblos de la antigüedad. Pero, al llegar la Edad Media, con el Oscurantismo, el tarot pasó a ser clandestino para el pueblo, por el temor de ser acusado de hereje quien osara practicar la cartomancia. Sin embargo, los reyes y nobles encumbrados nunca dejaron de realizar esta práctica dentro de las distintas cortes europeas. Solo que el pueblo quedó por mucho tiempo alejado de los arcanos.
Con las sucesivas guerras europeas, y el movimiento de tropas y marinos por las costas del Mediterráneo, el tarot comenzó a revivir nuevamente. Finalmente, la intención de los dioses se había cumplido: la de darle a las personas el tarot, así el futuro quedaría revelado, para un mayor conocimiento de las cosas. Para proteger la práctica del tarot de las destructivas manos de los inquisidores, la cartomancia fue disfrazada de juego, mostrando una vez más que el espíritu humano es ingobernable, aún ante la más cruda de las realidades.
Jesus Lebrino jesuslebrino@yahoo.com
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