Bolivia: sobre el BCB

Micrófono abierto

Allá por los años setenta, Javier Albó escribió un interesante estudio sobre la práctica del uso de las radios por la población a fin de difundir sus ideas y denuncias dando de esta manera la oportunidad de hacerse escuchar a los “sin voz”.. Sin embargo, la evolución de esta sana y constructiva práctica no siempre ha llevado a un escenario comunicacional deseable, pues, personas sin escrúpulos aprovechan la oportunidad que los medios de prensa les otorgan para calumniar o denigrar a otros, sin que, aparentemente, esto sea considerado como un delito. Cuando ello ocurre, algunos medios de prensa atizan el fuego deslindando toda responsabilidad de lo que se dice a través de ellos. Esto debería cambiar, pero, ¿con quién y a partir de dónde?. En un reciente foro, se mencionó que lo único admisible en democracia como control de la insidia en la prensa era la propia responsabilidad de los periodistas, la “conciencia profesional”, mas, cuando ésta es escasa, ¿qué se puede hacer?.

Estas reflexiones vienen a propósito de la intervención en los medios de prensa de dos diputados y de una persona, cuyo paso en la vida no le llena de orgullo, para denigrar al Dr. Juan Antonio Morales, exPresidente del Banco Central de Bolivia. Cabe recordar que Juan Antonio fue elegido como el mejor presidente de los bancos centrales del mundo por una prestigiosa revista internacional y que es uno de los bolivianos cuyo prestigio profesional va más allá de nuestras fronteras. Las personas que lo acusan, por el contrario, no han hecho méritos suficientes para recibir el respeto de los ciudadanos, mas aún, uno de ellos tiene una tortuosa vida política y laboral. Un diputado se refirió al Dr. Morales con tan poco respeto que parecía que los adjetivos que le endilgaba eran los que él mismo merecía.

En esas circunstancias, ¿no correspondía a los medios de prensa verificar previamente las acusaciones que propalaron y que al hacerlo, algunos periodistas sintieron insano placer?, ¿Dónde se encuentra la famosa conciencia profesional?

Para explicar el contexto de las acusaciones contra el Dr. Morales, se puede recurrir a un ejemplo simple. Supóngase, estimado lector, que Ud. quiere retirar su dinero de una cuenta de banco y construye dos escenarios imaginarios. El primero es que el cajero le entrega su dinero, Ud. lo toma y hace un uso poco adecuado de él. Posteriormente, llegan dos diputados y un exempleado del banco y culpabilizan al cajero por haberle entregado el dinero que provocó algún daño (no lo acusan a Ud. sino al cajero). En el segundo escenario, el cajero, antes de entregarle lo que es suyo, le pregunta qué hará con él. Ud. le confiesa sus maléficas intenciones. Al escucharlas, le dice que no le entregará su dinero. Ud. se sorprende y arma un lío reclamando por lo que es suyo. Estimado lector, ¿le parece a Ud. que alguna de los dos escenarios tiene sentido?. Tenga en cuenta que el cajero está obligado a entregarle a Ud. lo que es suyo y los diputados y el exempleado del banco no tienen por que culpar al cajero ni al presidente del banco de los actos que Ud. hubiese cometido

Bueno, lo que pasó en el Banco Central con el retiro de fondos en octubre 2003 tiene mucho que ver con estos escenarios. El titular de la cuenta del Gobierno es el Ministro de Hacienda, es decir, es la persona autorizada por ley para retirar dinero del Estado. Su cajero es el Banco Central. Sólo el Ministro de Hacienda puede ordenar el retiro de fondos, no así el Presidente del Banco Central quien, además, no puede oponerse a los retiros solicitados mientras sean legales. Su legalidad es verificada por varios funcionarios jerárquicos antes de elaborar la orden respectiva y dar curso al retiro de fondos. Se trata de un trámite administrativo cuyo curso está adecuadamente normado. Es fácil de entender, ¿no es cierto?. Mas lo curioso en los denunciantes de marras es que acusan al presidente del Banco Central del retiro de fondos como si éste tuviese la potestad de disponer de estos recursos y no al titular de la cuenta a quien habría que preguntarle que hizo con ellos.

Por Dr. Rolando Morales Anaya

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