La región de Murcia conmemora la pasión de Cristo
Semana Santa es una de las celebraciones tradicionales de Murcia y ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, acuden numerosos visitantes de todos los rincones de España para ver sus afamadas procesiones. La ciudad se estremece recordando los días de la Pasión de Cristo y los hoteles en Murcia suelen llenarse por completo.
La tarde del Miércoles Santo es uno de los momentos más esperados, cuando hace estación de penitencia la Real, Muy Ilustre, Venerable y Antiquísima Archicofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, popularmente conocida como Los Coloraos. Esta cofradía es la más antigua de toda la región. Sus orígenes datan de 1411, cuando se fundó en la Iglesia de Santa Eulalia con motivo de la visita de San Vicente Ferrer a la ciudad. De esta parroquia, la cofradía pasó al convento de los Trinitarios a mediados del siglo XVI, para llegar en 1589 al convento carmelita donde sigue teniendo su sede canónica.
Los pasos procesionales se pueden ver durante el resto del año en el Museo de la Sangre, fundado en 1994 en la Iglesia del Carmen. Las principales obras de imaginería son la Conversión de la Samaritana, una de las tallas más logradas por Roque López (1799), el discípulo predilecto del gran escultor barroco Francisco Salzillo.
La Negación de San Pedro exhibe un Cristo obra de Gregorio Molera (1947). La imagen de San Pedro procede del paso original creado por el escultor francés Nicolás de Bussy en 1689. Este grupo escultórico era conocido tradicionalmente como El Paso del Gallo.
El Pretorio es un Ecce Homo también obra de Nicolás de Bussy (1699). El paso incluye las tallas de Pilatos y de "El Berrugo", de José Sánchez Lozano (1945), que pasa por ser uno de los símbolos más queridos de la procesión de Los Coloraos.
El titular de la Archicofradía, del citado escultor francés (1693), es el Santísimo Cristo de la Sangre. Esta imagen alegórica no es la de un crucificado al uso, sino una imagen simbólica que relaciona el vino y la sangre de Cristo, representando a Jesús en el lagar místico pisando la uva, mientras un angelito recoge en un cáliz la sangre que brota de la herida del costado. Se trata de la obra cumbre de Bussy, salvada de los destrozos de la guerra civil, gracias a la restauración efectuada por los escultores Sánchez Lozano y González Moreno.
De finales del siglo XVIII es la Santísima Virgen Dolorosa, de Roque López, que celebra estación de penitencia sobre uno de los tronos más antiguos de la Semana Santa murciana, datado en 1892.
La muestra del museo la completan una serie de pasos tallados en el siglo pasado: Jesús en Casa de Lázaro, de José Hernández Navarro; El Lavatorio, de Juan González Moreno; Las Hijas de Jerusalén, del mismo autor y que sustituye a un paso homónimo desaparecido en la Guerra Civil y creado por Santiago Baglietto a mediados del siglo XIX; el Santísimo Cristo de las Penas, de José Hernández Navarro; un San Juan Evangelista, de Juan Dorado Brisa; Nuestro Padre Jesús de la Humillación, talla anónima del siglo XVII; y la Santísima Virgen de la Soledad, obra de Antonio Campillo.
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