A.C.. Familiametro

Este año 2011 se cumplen 8 años de la fundación de la Asociación Civil Familiametro. Las razones por las cuales fundamos Familiametro están ahora más vigentes que nunca. El artículo que abajo transcribo y que titulé con el mismo nombre, lo escribí el día que fundamos nuestra Asociación, el 18 de Marzo de 2003. Ya habían ocurrido los sucesos de Diciembre de 2002 que nos proscribieron de la empresa por defender su institucionalidad. Ahora, releyendo sus líneas me doy cuenta que este sacrificio no ha sido en vano. Nos queda mucho por recorrer y en el camino de esta lucha ha quedado mucha gente, pero la que hemos sumado para nuestra causa de conciencia ha sido también mucha y valiosa. A ellos también les dedico esas líneas.

Dedicado a mis compañeros  y amigos del Metro de Caracas

Volver a escribir acerca del Metro es importante para mí. Recuerdos personales y profesionales me vienen a la mente que definitivamente han cambiado mi forma de ver las cosas en muchos sentidos. No pensaba que tuviera una buena razón para hacerlo y me alegra tenerla ahora. Vuelvo a escribir en esta ocasión tan especial porque el día de hoy se ha logrado algo que en un principio me pareció muy lejano pero que por obra de la querencia por su empresa que tienen las personas del Metro de Caracas, fue posible la creación de una Asociación Civil que tiene por objeto la lucha por el rescate de los valores perdidos de algo que una vez se llamó la institucionalidad de una gran empresa. Hoy se formalizó en el Registro Subalterno la creación de la Asociación Civil Familiametro (A.C. Familiametro). Me llenó de esperanza venezolana y de alegría sincera que personas tan distintas en su formación y pareceres pudieran ponerse de acuerdo porque los unía un único propósito como es la preservación de una compañía que es un activo de todos nosotros. Sí, los gerentes y los trabajadores,-siendo ambos grupos trabajadores todos-, luego de muchas reuniones y discusiones pudimos llegar a un acuerdo alrededor de la formación de una Asociación no sindical, apolítica, cuyo único interés y emblema fuera la de defender la institucionalidad de la C.A. Metro de Caracas. Imagínense Uds.!!! Los trabajadores y gerentes excluídos por el gobierno y por las actuales autoridades del Metro, se unen como nunca lo hicieron adentro de la empresa, para propiciar una plataforma para luchar y defender los valores de la compañía que los formó y les dio trabajo por muchos años. De lo poco que hay que agradecer a este gobierno es de lograr cosas que en situaciones “normales” nunca se habrían dado. Eso se llama una retribución justa de los fundadores, habida cuenta de los hechos que dieron lugar a su salida de la empresa. Me llenó también de gran esperanza porque a partir de ahora y como trabajadores, ex trabajadores, pensionados y jubilados  provenientes del Metro de Caracas, formaremos parte de la Venezuela que organizadamente esta haciendo un bloque opositor a este gobierno comprobadamente delincuente que ha intencionalmente destruido el empleo de miles de familias pero que de ninguna manera ha podido destruir su esperanza y su valentía.

El estar fuera de la compañía en estas circunstancias, ha resultado ser una experiencia por lo demás interesante y diferente. Y no por ser ahora “desempleado” por obra del gobierno, sino porque me ha permitido la circunstancia de compartir con el resto de los  trabajadores en situación de exclusión del Metro, una experiencia a todas luces inédita como la que vive el resto del país, como lo es la toma de conciencia de una lucha ciudadana en la que de verdad les invito a participar en la medida de sus posibilidades.  Adentro de la empresa resumí en un todo la esencia de la cultura Metro que en cierto sentido cambió totalmente mi manera de ver y analizar las cosas. Les trataré de explicar a que me refiero: hace muchos años, cuando formé parte del Comité Ejecutivo de la subsidiaria de una empresa transnacional, fui encargado de escribir lo que se dio en llamar, los elementos de la cultura corporativa de la empresa, pero ajustada a nuestra ideosincracia, con nuestros propios valores de cultura corporativa que nos hacía únicos al frente de otras subsidiarias de otros países. En ese entonces me tocó identificar en qué éramos diferentes de los demás, siguiendo los lineamientos globales de la empresa. Fue un trabajo muy bonito e interesante porque, como grupo de trabajo exitoso, nos diferenciábamos del resto de los países y los principales elementos diferenciadores se encontraban precisamente en nuestra esencia de venezolanidad. Un pueblo espontáneo, creativo, trabajador y muy inteligente a la hora de responder a la presión del trabajo. Los alemanes y españoles no lograban entender cómo podíamos lograr tales niveles de facturación con tan poca gente y se asombraban de la calidad de las soluciones ofrecidas y la respuesta positiva de los clientes. Éramos todo un caso de estudio. Esta experiencia me permitió entender el principal elemento de cohesión en la cultura del Metro y que es la razón por la cual creo que es posible que resurja luego de esta pesadilla por la que estamos pasando en el país.   No había vuelto a trabajar en otra empresa grande desde esa época y no me fue difícil identificar elementos muy importantes de la cultura corporativa de la empresa que le daban un sello de distinción entre las diferentes opciones de servicio público del país. Me encontré con un grupo estructurado y cohesionado que en su esencia y en muchas partes de la empresa amaban de verdad lo que hacían, con mística, con ganas de hacerlo bien, al margen del mar de ineptitud de los más altos niveles pero que comprendiendo esa deficiencia no cejaban en persistir en que las cosas se hicieran bien y en hacerle ver al nuevo que llegaba su conocimiento y en compartir lo que era la esencia viva de la compañía. ¿Cómo es posible que quienes llegamos nuevos como gerentes allí (y me incluyo en la generalidad) no acogiéramos en su totalidad tal regalo de asertividad administrativa? ¿Era acaso tan difícil de entender que estábamos como nuevos gerentes ante una empresa que se negaba a ceder sus valores primarios fundamentales porque estaban más que conscientes de que lo estaban haciendo bien y que lo que requerían era de un empuje de sangre nueva para mejorarlo y engrandecerlo?   Pues bien, la mayoría de los que llegaron con poder no pudieron entenderlo. Y lo más triste es que algunos de los que ya estaban y asumieron por una u otra circunstancia el poder, aún todavía no lo entienden o se desentienden porque nunca les dolió o porque simplemente no saben, por ignorancia o ineptitud, como hacerlo.   Escribo estas líneas en un momento de gran desesperanza en el Metro cuando lo que hay que tener precisamente es esperanza. Pienso que el hecho de que nos hallemos desmoralizados porque ha ganado terreno la ineptitud y la falta de ética y moral en el país y en el Metro en especial, es, al contrario de lo que algunos piensen, más motivo para continuar luchando con optimismo por desplazarlos y hacer mejor lo que nosotros sabemos hacer mejor, por una razón sencilla: somos mejores. Solo por ese simple hecho me siento en el especial deber y obligación de luchar en donde esté a favor de una empresa eficiente y decente así como ser vigilante, en mi caso particular, de que no se pierda el trabajo realizado por el personal dedicado en la GCT en los últimos años, que está a la vista de toda la empresa y del que lo quiera apreciar, al margen de todos los errores que pudieron haberse cometido. Por esto me ganó la idea de la A.C. Familiametro.   En el poco tiempo que conviví laboralmente con el personal de Metro, en todas las áreas con las que interactué, sentí la urgencia de muchos trabajadores de una conducción honesta y consustanciada con los valores primarios y originarios de la compañía, recordando la visión y el desinterés de su fundador en hacer una empresa grande y digna para sus trabajadores y sus usuarios. Eso era todo lo que se pedía porque lo más difícil ya estaba hecho. Ya se tenía a la gente capaz, entrenada y lo que es mejor, con la voluntad de ayudar. Era algo así como gritar, que si en la ciudad había un sistema como el Metro, era porque en la empresa había existido siempre la mística desinteresada de sus trabajadores y muy en especial la de sus conductores; y esto se había perdido en un concierto de desesperanza, como está el país. Y yo me pregunto ¿Y porqué eso tiene que ser así? ¿Porqué no iba a existir otra persona en esa compañía que tomara el testigo de José Gonzalez Lander y le imprimiera un sentido de nobleza a su actuación? Qué golpe tan duro le propinó a la moral de los trabajadores del Metro de Caracas el Caballo de Troya que resultó ser el actual Presidente, que al ser dado en obsequio por los enemigos de la institucionalidad, dejó entrar a la ciudad fortificada las hordas que abrieron las puertas a la desesperanza y el temor a la pérdida del empleo y la seguridad familiar. Ese golpe tan bajo desmoralizó a la gente porque se trataba de alguien de adentro, de la confianza de la casa. Pero es ahora cuando hay que tener esperanza. Eso es precisamente lo que ellos quieren, que haya tanta desmoralización que les permita actuar en un mar de desesperanza que haga muy fácil su actuación. Pues yo me niego a pensar que no existan esas personas que con un alto sentido de esperanza, honestidad y eficiencia le impriman una nueva voluntad a esa compañía. Creo que hay muchísimos entre Uds..

Me decidí a luchar y a trabajar por eso aún cuando no me halle en la empresa porque aprendí con Uds. a querer al Metro de Caracas y porque sé que cualquier esfuerzo que los venezolanos hagamos por rescatar esa empresa es obligatorio; porque si bien es cierto que al irme no estaba en mis planes regresar, mi familia y yo somos usuarios del servicio y nuestra seguridad en el transporte está en manos de Uds. y lo que menos esperamos todos es que se preserve y se mejore, porque en parte me pertenece como venezolano. Y porque les conocí el afán de rescate de una empresa que vale la pena, les repito lo que les dije a mi gente de la GCT en el mensaje de fin de año: les decía que si me pronuncié públicamente en favor de una empresa honorable es porque sé de cierto de que hay gente como Uds. por las que vale la pena hacer que se respeten los valores que vi allí y que han sido los míos de toda la vida. Ustedes me supieron ganar el sentimiento y en lo que yo pueda ayudar adonde esté para que tengan un sitio decente donde trabajar, tengan la seguridad de que contarán conmigo. Creo que he hallado una buena manera de hacerlo a través de la A.C. Familiametro, independientemente de cual sea mi ocupación actual o futura. Puedo trabajar y prestar toda mi colaboración a favor del rescate institucional del Metro de Caracas como un ciudadano consciente más, sin necesitar ser empleado del Metro.

Bien dicen que es cuando pasan las grandes tragedias es que se conoce mejor a las personas. Les invito a leer los Estatutos de la Asociación Civil Familametro y les invito también a trabajar con nosotros en ese rescate institucional. No hay nada allí que no sea lo que todos deseamos para esa empresa. Les invito a luchar por ello; en hacer una pequeña trinchera por una Venezuela más digna, que encarne de verdad los valores de los fundadores que hicieron que Uds. se desarrollaran en una empresa como esa porque tuvieron la grandeza de construirla sin esperar nada a cambio. Quien quita si por aquello de descubrir a la gente correcta en las grandes tragedias encontremos a ese nuevo José González Lander para el siglo 21 que tanto le hace falta al país y a la C.A. Metro de Caracas.

Luis Manuel Aguana

Caracas, 18 de Marzo de 2003