México, en el foco del extremismo político
La rabieta del líder del PRD, Manuel López Obrador no tuvo eco; los mexicanos rechazaron su “extremismo político” y ahora le exigen que respete el triunfo de Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional, como nuevo presidente de México.
El intento de quebrar y subvertir la democracia en México no encontró el eco que deseó el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), quien –legalmente- perdió los comicios presidenciales del 2 de julio frente al derechista Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional (PAN). La rabieta de no haber ganado en las urnas lo llevaron a tomar las calles, quebrantar el orden en la capital mexicana y atizar el candente panorama político, que aun no se extingue en el sureño estado de Oaxaca.
Manuel López Obrador (AMLO) fue más allá. Cayó en el ridículo de autoproclamarse “presidente legítimo” de México frente a la apagada silbatina nacional de los mexicanos que prefirieron en septiembre, mes patrio, festejar que, pese a todo, México es una democracia.
Cuauhtémoc Cárdenas, el fundador del Partido de la Revolución Democrática (PRD) de México, discrepó y le enrostró a AMLO, un ex alcalde del Distrito Federal y ex gobernador del Estado de Tabasco de golpear y dañar, con su actitud, a toda la izquierda mexicana. Con ese pronunciamiento lo descalifica como “legítimo presidente” que el político mexicano se hizo imponer en una votación a mano alzada en el Zócalo (Plaza de Armas) a mediados de septiembre del 2006. Cárdenas consideró que no es esa la forma de pretender llegar a la presidencia de México y consideró esa actitud un “grave error”.
México vivió en el año 2000, por primera vez, tras 71 años, la alternancia política cuando una alianza de los partidos Acción Nacional y Verde Ecologista de México derrotó al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en las elecciones presidenciales y llegó a la Primera Magistratura a Vicente Fox Quezada, quien traspasará el mando, el 1 de diciembre a Calderón.
Hoy, los mexicanos ven a López Obrador como una amenaza real que sembrará de piedras y espinas el camino presidencial de Felipe Calderón y hará la práctica política escandalosa, e insoportable.
“López Obrador cree imitar al (ex presidente Benito) Juárez de sus lecturas escolares, pero en realidad lo está remedando”, afirmó el analista político mexicano Francisco Báez Rodríguez.
“No hay un invasor externo que unifique a la población (recordemos que el 5 de mayo de 1862, en Puebla, los liberales hicieron suyo el Himno Nacional conservador, el de Bocanegra y Nunó). No hay una persecución sistemática. No hay, ni siquiera, la tensión cotidiana entre seguidores y detractores (de López Obrador) que se vivió en las semanas inmediatamente posteriores al 2 de julio”, acotó.
La “republiquita” de López Obrador no es soberana. No cuenta con poder Legislativo, autoridad en el territorio, control de la moneda o disponibilidad de las fuerzas armadas. Es una parodia, un adefesio incapaz de reconstruir, ya no digamos la República, sino siquiera lo perdido por el PRD del 2 de julio a la fecha, ironizó el experto.
Lo único que le agradecen, en estos momentos, los habitantes de la Ciudad de México, la urbe más grande del mundo, a López Obrador es que haya levantado el plantón (bloqueo-protesta) que mantuvo durante un mes y medio en el zócalo y el Paseo Reforma.
Temporalmente la crisis ha amainado, pero puede avecinarse un nuevo temporal si López Obrador decide desobedecer la voluntad popular y no dejar que asuma tranquilamente el nuevo presidente de México. AMLO ya inició su “muerte política” y, difícilmente, los mexicanos pensarán en él para suceder a Felipe Calderón, dentro de seis años.
Si insiste en la negación y el rechazo a su adversario y si florece el radicalismo, López Obrador podrá irse despidiendo de una nueva contienda electoral porque los mexicanos ni son tontos ni desean que el país se vaya al despeñadero por el interés de un político que sólo desea llevar agua a su molino.
“Al gobierno (al actual y al futuro) no le queda otra alternativa más que mantener con paciencia y moderación los puentes tendidos y las puertas abiertas esperando que el discurso de López Obrador se atempere; no hacerlo implicaría una irresponsabilidad histórica pues abriría las puertas a una escalada en la confrontación y eso a nadie le conviene”, afirmó Salvador García Soto, investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas y Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El afán de trascendencia de López Obrador puede ser a mediano plazo la guillotina que lo decapite frente a sus fanáticos seguidores que intentan desencadenar el odio, el miedo y la histeria colectiva en un país donde sólo hay un “presidente legítimo”: Felipe Calderón. Pésele a quien le pese.
Si AMLO insiste en querer instaurar una "República paralela e itinerante", como es su deseo, parecida a la que hiciera en su tiempo el presidente Juárez, los mexicanos le darán a López Obrador la espalda y es que éste no es Juárez y Juárez ya es parte de la historia mexicana.
Afortunadamente, México tiene estabilidad económica y la fortaleza monetaria, una herencia que deja la administración del presidente Vicente Fox. Este es el mayor soporte del país con lo cual se podrá hacer frente a eventuales tempestades o vaivenes económicos.
Con todo lo que se le pueda criticar a Fox, este pasará a la historia como el hombre que domó al potro salvaje del PRI que durante 71 años manejó los hilos del poder en México. Hoy, ese instituto político ocupa un tercer sitio a nivel nacional y tiene busca conquistar algunos reductos como Chiapas donde aún está pendiente un fallo electoral para determinar si ganó la gubernatura el senador priísta José Antonio Aguilar Bodegas o Juan Sabines Guerrero, del PRD.
Del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que se alzó en armas el 1 de enero de 1994 ya casi no quedan ni sus polvos. Su guerra fue ganada sólo en el papel y en la desplegada cobertura que le dio la prensa, pero al interior del país perdió credibilidad porque el sub comandante Marcos desencantó con su “guerra” de desgaste sin mayores resultados para los campesinos que lo acompañaron en esa aventura.
México es un país con demasiadas aristas en el campo político y con profundos problemas de seguridad interna. El narcotráfico ha remecido parte de las estructuras de esa nación y cada vez más las bandas de la delincuencia organizada se desplazan por el territorio de México sin que los cuerpos de seguridad puedan desmantelarlos.
Los retos del nuevo jefe de Estado son muchos: 1) sacar de la pobreza a 25 millones de mexicanos; 2) continuar por la senda del progreso marcada por el gobierno de Vicente Fox y 3) afianzar las instituciones para superar cualquier intento de subvertir la democracia y la estabilidad del país.
Por José Luis Castillejos Ambrocio
Periodista mexicano que escribe temas latinoamericanos como narcotráfico, tráfico de armas, terrorismo, guerrillas, conflictos sociales, indigenismo, entre otros. Escribe poesía para diversos portales del mundo.
joseluiscastillejos@gmail.com
http://www.columnasur.org/poemariodecastillejos.htm
José Luis Castillejos Ambrocio
Tienes razón, nadie puede erigirse en un salvador de conciencia. Lopez obrador la regó y tendrá que pagar por los platos rotos.
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