Valores para el Desarrollo Personal y Social

Muchas veces nos quejamos de la situación insostenible que padecen las ciudades de América Latina, especialmente las más grandes y de mayor desarrollo relativo, como es el caso particular de Lima , Trujillo y Piura, en el Perú.

Pero poco nos detenemos a reflexionar cuánto de esa inseguridad, desorden, criminalidad y suciedad expresan la culturay la economía de las mismas sociedades, que encaran diariamente y de manera expresa pues habitantes que no son solamente un número en las estadísticas oficiales.

Hay que tener en cuentaque en la actualidad muchos residentes en estas ciudades son migrantes y descendientes de migrantes de ciudades del interior de cada país, con costumbres, hábitos y valores de los habitantes oriundos de estas grandes ciudades, generándose un conflicto cultural que es agravado por la marginal económico y social, por lo que comienzan a coexistir conflictivamente diversas culturas o subculturas, que buscan “desfogues” no siempre por medios y modos lícitos y civilizados sino ilegales y delictivos que se retroalimentan gravemente en una causación circular negativa que da lugar a una ola o espiral de creciente criminalidad organizada que se vuelve incontrolable por la desidia de las autoridades locales, regionales y nacionales que, a su vez, suelen ser corruptos y por tanto malos ejemplos para la sociedad en su conjunto.

En una sociedad crecientemente desarraigada de valores morales y éticos, con problemas estruturales de familias divididas, con violaciones tempranas y frecuentes de niños y niñas, con sobreexplotación y marginación de grandes grupos de habitantes que viven o sobreviven con ingresos de desempleados y subdesempleados, que se impone una Educación de Valores, pero de manera eficiente, decente y recurrente, que escape a los moldes de la enseñanza tradicional, memorista y “paporretera”, con docentes honorables, que tengan y expresen valores sociales y morales y que no signifiquen flagrante contradicción de sus dichos con sus hechos, lo cual genera confunción y rechazo al aprendizaje y práctica de los valores por los estudiantes niños, adolescentes y adultos.

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