Historia de pelos, belleza a los 50
Ultimamente he estado poniendo atención al pelo, en todas sus formas humanas. Ayer, esperando ver al dermatólogo, no pude evitar un pelo negro, apuntando al horizonte, que salía del lunar de mi vecina de asiento. Cerré los ojos y empecé a pedirle a Diosito, que no me diera un pelo de esos. Y me acordé de un lunar que tengo en el cuello, el cual muy discretamente toqué con los dedos, por si acaso. ¿Porqué mi petición? ¿Porqué mi preocupación? Porque casi tengo 50 años y, por lo que dicen, a esta edad, los pelos empiezan a cambiar de lugar, a desacomodarse, a invadir las zonas visibles del cuerpo. El tan sólo pensarlo me da escalofríos. Saliendo del médico, me fui a a la farmacia a surtir la receta. ¡Y adivinen qué! Me encontré a otra peluda, con una ceja con el poder de un imán, porque atraía todas las miradas. Fue en ese momento que decidí hacer algo urgente. En el pasillo de cremas depiladoras me encontré una cajita con lo que parecían dos esponjas que, según las indicaciones, eran potentes removedoras de pelo, vello y cualquier alambre saliente del cuerpo humano. Justo lo que necesitaba en ese momento de ansiedad peluda. Las instrucciones decían que es mejor preparar la piel antes de iniciar la operación removedora de vello. Pero llegando a la casa, ante mi urgencia de pelarme, y después de haber hurgado y encontrado dos vellos potenciales, en mi barbilla, decidí no esperar a la siguiente mañana, después del baño. Me lavé la cara con sigilo, sequé el área invadida por esos dos intrusos negros y empecé a lijar. ¡Sí!, me oyeron bien, a lijar. Primero no noté el impacto, con la emoción de ver sobre el lavamanos uno que otro vello caer. Pero los dos objetos de mi lucha, ahí estaban, apuntando orgullosos hacia el horizonte, igualitos que el pelo del lunar de la mujer. Así que lijé y lijé. Lijé, porque en la premura de la urgencia, aún cuando ví dos lijas 3M, grises, al abrir la cajita; no quise relacionar esas dos hojas “rasposas” con las lijas que venden en la ferretería. ¿Cómo pues?, si vienen en un estuche rosa, en una caja rosa, con una mona sonriente en la caja. Continúe lijando y, por fin, después de dominar la técnica, los indomables vellos cayeron al lavamanos. Orgullosa, me froté con agua de rosas la cara y creo que hasta me di palmaditas en las mejillas, como le hace mi marido. Revisé la zona con un espejo de aumento, el resultado era el deseado. Mi barbilla, al tocarla, se sentía como las mejillas de mi sobrina, lisa y suave. Pero con un poquito de ardor. Cuando intenté ponerme crema, sentí que el ardorcito iba en aumento, como si me quemara la piel. Me froté con agua. Después de unos minutos, me empezó a salir un salpullido rosáceo, y la barbilla empezó a tomar la forma de la barbilla de Popeye. No pude colocar la crema otra vez, ni siquiera poner maquillaje para disimular la protuberancia, que parecía una pelota rosa debajo de la boca. Opté por destacar los ojos con sombra y delineador para ahuyentar la atención de la barbilla, pero lo que logré fue una caricatura de Lupita, en vivo y a todo color. Ahorita, estoy viendo la foto sonriente de la modelo de la caja, y descubriendo que en letra chiquita, en las instrucciones, dice “aplicar primero en la zona del brazo para observar si hay alguna reacción alérgica”. Gracias, pero muy tarde. Que no entienden que, primero, nunca léo las instrucciones, mucho menos las contraindicaciones y, segundo, que soy una casi cincuentona, que tuvo esta mañana un choque traumático y que en trance postraumático se lanzó a salvar su juventud, peleando los pelos del mundo. No, claro que nadie lo entiende. Para empezar, la mona de la caja, no pasa de los 20 años, lo cual significa, que ella todavía tiene los pelos bien acomodados. Pero bueno, mis veinte ya pasaron. Estoy en el aquí y en el ahora, haciéndole frente a los escalofríos que me dan los pelos en las caras de otras. Son sus pelos y los debo respetar. De lo único que me debo preocupar es de mis pelos y de, por primera vez, leer las instrucciones. Lupita Huerta, autora del blog fabulosos50.com dedicado a todos aquéllos que queremos celebrar nuestros 50 años y vivirlos fabulosamente bien. www.fabulosos50.com
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