La Interdependencia
La independencia es una característica muy preciada para quienes buscamos el desarrollo personal y un paso indispensable para alcanzar la madurez como persona ya que nos permite pasar de la dependencia para sobrevivir propia de la infancia a la capacidad de hacernos vivir por nosotros mismos, pasando en este trance por diferentes fases de aprendizaje.
Sin embargo, la independencia no es el fin del viaje sino apenas el comienzo. La independencia es una ilusión, un efecto visual de quien ha dejado de depender de otras personas para cubrir los aspectos básicos para vivir, pero apenas está cubriendo la primera etapa en la pirámide de Maslow. Una vez independientes hemos aprendido a vivir, ahora vivamos.
Desde que el hombre es hombre cada persona forma parte de una red social en la que juega un rol determinado en la sociedad. No podremos escalar muy alto si no contamos con una red de personas a quienes apoyamos y de quienes recibimos apoyo. Si vivimos de manera responsable y basamos nuestras decisiones con base en valores universales, como seres interdependientes seremos parte importante de un engranaje que nos permitirá buscar el equilibrio en el entramado social.
Una persona independiente que no desee subirse al barco de la interdependencia, tendría que ser un ermitaño, que de alguna manera sostiene su supervivencia alejado de todo contacto humano. Esto no es común, el hombre vive en sociedad, y nos organizamos en familias, comunidades, países, empresas, asociaciones en las que jugamos un rol específico en la organización, en la que tendemos a crecer a través de la interdependencia.
Para ser interdependiente se requieren ciertas habilidades como son la responsabilidad, el compromiso, trabajo en equipo, escucha eficiente, pedir ayuda cuando se requiere, ofrecer ayuda cuando se requiere. Un ser interdependiente es auténtico, no se deja llevar por la opinión de los demás, toma sus decisiones basado en sus ideales, deseos, valores, temores; se asume responsable de su vida aunque sabe que la realidad es producto tanto de las decisiones propias como las de la gente que le rodea. Una persona interdependiente es libre porque se auto limita, el ponerse uno mismo límites es respetar el derecho de los demás así como el propio. Interdependencia es sinónimo de civilización.
UNIVA Querétaro, Maestría en Desarrollo Organizacional y Humano, Pensamiento Sistémico
José Noé Gómez Rivera UNIVA Querétaro Maestría en Desarrollo Organizacional y Humano Pensamiento Sistémico
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