La cerveza, una bebida con una increíble historia milenaria
La bebida espirituosa por excelencia, la cerveza, además de ser una de las más consumidas también tiene el privilegio de ser una de las bebidas con más historia.
Una de las referencias más antiguas de las que se tiene constancia, una tablilla encontrada en 1981, describe la elaboración de un tipo de cerveza en la antigua Babilonia. También en la antigua China y las civilizaciones precolombinas elaboraban su cerveza, aunque usaban maíz en lugar de cebada. No ya tan lejos en cuanto a época, los británicos disponían de su propia receta a base de trigo malteado.
Aunque no necesitamos alejarnos tanto de nuestro tierra para conocer los orígenes de la cerveza. En la cueva Can Sadurní en Begues (Barcelona) se han hallado molinos con evidencias de cereal malteado, cuya fecha estiman que datan del Neolítico Antiguo (del 3000 a.C.).
Cerveza como medicina
Se cree que esta bebida milenaria estaba vinculada a la medicina. Los primeros usos que se le conocen eran con fines terapéuticos. Debido a la falta de higiene en el agua el consumo de cerveza prevenía de las infecciones a la población.
El primer historiador griego, Herodoto, aseguraba que la cerveza era un remedio para los dolores estomacales y para la picadura de escorpión. Y el mismo historiador relata cómo las mujeres egipcias, conocidas por su preocupación por la belleza, se ungían cerveza para conservar el frescor de la piel.
La elaboración y su importancia
Los ingredientes de la cerveza fueron hasta el 1400 eran cebada malteada, agua y levadura. Este tipo de cerveza era muy nutritiva por su alta cantidad de proteínas e hidratos de carbono, por lo que era muy común tanto para la nobleza como los campesinos.
Los indicios indican que fue en Flandes y Holanda donde introdujeron a la receta el lúpulo, que le daba un sabor algo más amargo. Este pequeño cambio propició que todas las cervezas del siglo XVIII en adelante se fabricaran con la nueva receta.
El definitivo gran cambio en la cerveza vino de la mano de Pasteur, que permitió el control de la fermentación.
Actualmente existen diversas técnicas para la fermentación dependiendo del tipo de cerveza que se quiera elaborar, pero se usan dos tipos de levadora: la Saccharomyces cervisiae y una muy similar, la S. carlsbergensis. La primera es la base de las cervezas más oscuras, mientras que las rubias usan la segunda.
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