Ecología y nosotros
"Estamos frente a una verdadera emergencia planetaria. Es un desafío moral y espiritual para toda la humanidad" indicó dramáticamente Al Gore, ex Vicepresidente de los EEUU, cuando aceptó su Premio Nobel de la Paz.
Pero una vez que se bajó la cortina de la luminosa ceremonia de la entrega del premio, surgió una pregunta: ¿Nuestra creciente conciencia ambiental nos salvará de la crisis ecológica?
Para tomar el control de la crisis ecológica, primero debemos comprender sus causas fundamentales examinando la naturaleza y sus sistemas. Los investigadores de sistemas naturales en la física, la biología, la química y otras ciencias encontraron que todos los componentes de la naturaleza existen en equilibrio constante. Estos elementos están tan interconectados e interdependiente que, al dañar incluso el más pequeño detalle, se puede causar un desequilibrio del sistema entero.
Los monos saben mejor
El secreto del equilibrio de la naturaleza es la preocupación recíproca entre todas sus partes. Esta preocupación recíproca es más evidente en el reino animal: desde insectos y mamíferos, como las hormigas, las abejas, los monos y los elefantes, que muestran claramente el cuidado de uno a otro, hasta los microbios más sencillos dentro de nuestro cuerpo que se ayudan unos a otros para encontrar los compuestos de hierro. Los investigadores descubrieron que el hecho de compartir existe entre las especies vegetales, e incluso las partículas inanimadas realizan acciones mutuas para sostener el objeto que ellas forman.
El Dr. Jane Goodall, quien dedicó su vida a estudiar chimpancés en su hábitat natural, resumió su extensa experiencia de vida en la naturaleza: "Encontré lo que se ha sido descrito como la paz más allá de toda la comprensión. Si queremos sentir la paz en el mundo hoy, esa es la paz que debemos apuntar para llevar dentro de nosotros".
El hombre versus la naturaleza
A diferencia de todas las otras criaturas, los seres humanos continuamente perturban el equilibrio perfecto de los sistemas de la naturaleza. Ellos explotan el ambiente, gozan del sufrimiento de otros, y se erigen sobre la ruina de los demás. Ciertamente, no siempre estamos conscientes de nuestras acciones. Pero en la naturaleza, la ignorancia de la ley no exime a uno del castigo.
Si nos damos cuenta o no, somos partes integrales de la naturaleza. Por lo tanto, cuando tratamos nuestro ambiente egoístamente y tratamos de explotarlo, producimos un desequilibrio en todo el sistema.
En respuesta, la naturaleza hace todo lo posible para reequilibrar sus sistemas. Su respuesta es automática, como en el caso cuando la presión aumenta en el centro de la tierra hasta tal punto que la capa externa de la tierra ya no lo puede sostener y así un volcán erupciona.
Mientras los minerales, las plantas y los animales son instintivamente conducidos para mantener el equilibrio natural, el hombre tiene la extraordinaria oportunidad para estar equilibrado con la naturaleza por libre elección. Este es un rol especial del hombre en la naturaleza. Si por propia voluntad, escogemos equilibrarnos con la naturaleza, subiremos a un nuevo nivel de existencia y experimentaremos la perfección que abunda en la naturaleza.
La crisis ecológica es solamente un síntoma
Los problemas ecológicos que vemos son sólo síntomas que indican que estamos desequilibrados con la naturaleza. Para resolver la crisis ecológica, necesitamos aprender las leyes que operan en la naturaleza e implementar los mismos principios en nuestra sociedad. Es decir, tenemos que llevar la ley general de la naturaleza al nivel humano. Esto significa adoptar de la naturaleza el principio de la reciprocidad y la preocupación de uno por el otro.
¿Se supone que todas las personas deben cuidar las necesidades de uno a otro? Sí, suena utópico. De hecho en el mundo actual, todo aparte del amor entre los seres humanos parece tener sentido para nosotros: la violencia, el crimen, el abuso de drogas, la depresión, el suicidio, la pobreza y la segregación. Todos estos aspectos son considerados como normales y participan de nuestra realidad cotidiana. A pesar de que no favorecemos ninguno de estos males, los vemos como “inevitables efectos secundarios" de nuestras vidas, ¿no es cierto?
Falso. De hecho, todos éstos son completamente antinaturales.
La naturaleza es impecable y funciona en perfecta armonía. Todos los problemas en el mundo vienen de nuestra incongruencia con las leyes de la naturaleza. Porque no nos damos cuenta de que somos una parte integral de la naturaleza, tendemos a pensar que el egoísmo entre nosotros no está relacionado a la crisis ecológica. En la realidad, sin embargo, todo lo que hacemos afecta cada nivel de la naturaleza, incluso la ecología.
Nuestro descuido por el medio ambiente anda de la mano de nuestra indiferencia mutua. Por lo tanto, no podemos realmente tratar de corregir nuestro trato con el medio ambiente mientras ignoramos nuestro trato mutuo.
La llamada sincera de Al Gore al mundo para despertarse y enfrentar nuestro desafío ambiental es definitivamente importante. Pero para darse cuenta de eso, necesitamos cambiar nuestras relaciones mutuas y permitir revelar la imagen completa de la naturaleza. Con esta transformación, encontraremos un equilibrio con todos sus elementos, para llegar a la perfección en cada aspecto de nuestras vidas.
El Rav Dr. Michael Laitman es máster en ciber-nética, doctor en filosofía y Cabalá, profesor de ontología y teoría del conocimiento. Es fundador y presidente de Bnei Baruj y del Instituto ARI, en Israel. Más información en www.kabbalah.info y www.kab.tv/spa y http://laitman.es/
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