Seguimiento a un correo electrónico
01.-
Enrique: El presente correo electrónico, es para darte gracias por la invitación que nos hicieras a mí y a Adriana, a pasar la Navidad en tu casa. Como tu comprenderás estas decisiones se acuerdan en pareja y no son decisiones unilaterales. Después de haber hecho una reunión familiar “de dos”, acordamos aceptar tu invitación, no sin antes darte las profundas e infinitas gracias por tenernos presente, para celebrar esta noche tan especial, en la vida de toda persona.
Agradecerte también de una manera personal, ese gran afecto que siempre dices, tener hacia mi persona. Te cuento que es reciproco ese afecto. Siempre sentí un aprecio especial hacia tu persona, desde el día que nos conocimos. Por ser alguien diferente en cuanto a relaciones amicales se refiere, siempre con un buen humor, tratando de caer bien a todo mundo y mostrándote siempre amable y generoso materialmente hablando.
Cuando tenemos oportunidad de conversar sobre este tema con Adriana, siempre le comento que para mí, (salvo otras apreciaciones) Carmen es de todos sus Hermanos, la que más la quiere y está siempre pendiente de todo lo que le ocurre. Lamentablemente esas cosas se sienten, y en lo particular como te cuento, no lo he sentido de sus demás hermanos (salvo Hugo). Hugo es alguien muy especial, por su sencillez y humildad; alguien que no está con poses de grandeza, y se muestra más natural y sincero.
En lo que se refiere a sus sobrinos, también siempre le comento que tus hijos son los mejores sobrinos. Asiduamente le comento que ellos fueron los mejores nietos de nuestra suegra en común. Por su buen comportamiento, por su buena educación, y porque no decirlo también, “físicamente hablando” son mejores. Son muchas las veces que le comento a Adriana que de todas sus sobrinas, la mejor es Patricia. Pienso que los halagos se tienen que hacer en toda su magnitud.
En lo personal y particular, siento también que me tienen un gran aprecio y respeto; eso lo puedo sentir cada vez que hablo con ellos, cada vez que siento ese apretón de manos y un abrazo de Héctor, de Rafael, y de Patricia su afecto. Lamentablemente Kike está tan lejos y no tengo oportunidad de sentir como antes, esa sensación de aprecio.
Por eso y muchas cosas más (“ven a mi casa esta Navidad”) quiero darte las gracias nuevamente por esa invitación, y esperemos pues pasar esta noche en familia, y como dije en mi anterior carta: Mostrarnos amables y alegres, y que nada perturbe esta noche tan especial, que representa la llegada de Jesús a nuestras vidas.
02.-
Querido concuñado: Ha sido muy grato para mí, recibir tu correo, tan cariñoso y te puedo afirmar que lo que dices en él es completamente cierto, en lo que se refiere al aprecio que te profesamos, pero hay que hacerte justicia, por cuanto es propiciado por ti mismo, por tus dotes y comportamiento para con nosotros y eso me hace sentir bien. Y es justa recompensa para quien se ha sabido granjear ese cariño yo diría hermanado y ten por seguro que en lo que a mí respecta, te tengo en un gran concepto, al margen de cualquier circunstancia he notado en ti dotes de caballero e infinita bondad para con los demás. Quedamos entonces en que esta próxima navidad, tendremos el alto honor de recibirlos con lo mejor de nosotros. Un abrazo muy fuerte para ti y un beso cariñoso para Adriana.
03.-
Enrique: querido y recordado con mucho afecto, concuñado. Quiero aprovechar esta pequeña misiva electrónica, para darte las gracias por la excelente y agradable noche de Navidad, que en lo particular me hiciste pasar. Puedo hablar a título personal, mas no afirmar algo de esto, sobre Adriana, pero creo que si la paso bien también.
Lo que te voy a decir, no quiero que lo tomes como un reclamo, ni mucho menos, porque te estimo un montón y no quisiera que lo tomaras a mal. Es arto conocida tu generosidad material y afectiva, y sé muy bien que puede haber cosas que escapan de tus manos. Quiero ser franco y sincero al decirte esto y sé que lo comprenderás.
Me dio mucho gusto ver a Héctor, con su esposa, (no sé cómo se escribe el nombre) André, Fiorela y Sebastián. Me dio mucho gusto ver también esa noche a Magda y Susy, y aunque parezca mentira, también me dio mucho gusto ver a Carlos y a Cesar, porque creo, y como tú dices “la noche era propicia para la reconciliación”.
Hubiera querido, (y te lo prometo de corazón) esa noche acercarme donde Cesar y Carlos y pedirles perdón por los altercados que tuvimos en tiempo pasado (cuando los agredí físicamente), pero algún día se dará esto. Creo “y no temo equivocarme” que tanto tú como yo somos personas muy sensibles y delicadas; Creo que si supiéramos que estamos en falta en algún hecho, nos mostraríamos arrepentidos y no actuaríamos como si nada hubiera ocurrido. Es por este motivo que nos sentimos indignados, al ver que otras personas actúan de diferente manera.
Siempre debemos perdonar y perdonar y perdonar, pero ¿Cuándo nos toca pedir perdón? “y para no ir con tanto rodeo” sí me dio mucha indignación ver a Renato comportarse con su tía Adriana, como si nada hubiera pasado. No quiero ser cerrado en mi apreciación. No quiero que pienses que no quiero que le hable a su tía, pero si quisiera que le pida perdón, por todo lo malo que fue con ella. A mí no, a mi no me interesa. Pero como quiero un montón a Adriana, me interesa que le pidan perdón; me interesa que la respeten.
Adriana me comentó hace algunos días que Susy le había pedido perdón por lo malcriada que había sido con ella cuando vivíamos en Enrique Villar, y ese gesto de parte de Susy la hace una mujer digna de respeto y aprecio; no por haberle pedido perdón, sino por el hecho de mostrarse humilde y con un gran corazón.
El día que ocurra esto con Renato, volverá a gozar de mi aprecio, mientras tanto, lamentablemente, me indignará mucho su sola presencia.
Enrique: como te vuelvo a repetir, te estimo un montón y sé que sabrás comprenderme. Espero estar siempre unidos en familia: Carmen, tú, y todo aquel que quiera mostrarse transparente y original. Un abrazo:
04.-
Andrés, te agradezco tu sinceridad y tu apreciación de la noche de navidad en que tuve el alto honor de recibirlos en esta su casa, lamento sí lo ocurrido con Renato, pero te sé decir, que lo trajo Magda y yo no podía botarlo de la casa, en estos casos es muy difícil discriminar las visitas, más aún en mi papel de anfitrión. Como comprenderás, yo sé el trance por el que ustedes atravesaron con Renato, pero lamentablemente escapó de mi persona el tomar una decisión al respecto. Espero que comprendan y creo que es más importante el ignorar lo algo molesto y rescatar lo bueno de la reunión. Te envío un fuerte abrazo y dile a Adriana que estoy identificado plenamente con ella y que lamento el mal momento que pudo pasar ante esta circunstancia imprevista. Hasta muy pronto. Enrique
Andrés Arbulú Martínez
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