Negligencias Médicas en el Ámbito de la Cirugía Plástica
La cirugía plástica es una de las formas de cirugía electiva más extendidas en nuestra sociedad. Gracias a ella, no solamente aquellos pacientes que desean ver mejorado algún aspecto de su imagen pueden ver cumplidos sus deseos.
También aquellos otros que sufrieron eventos trágicos como extirpaciones de mamas o cicatrices y desfiguraciones terribles en accidentes pueden recuperar su sonrisa y, en muchos casos, las ganas de vivir.
Desafortunadamente, en ocasiones los procedimientos estéticos no salen de la forma deseada, de forma que el paciente queda sustancialmente insatisfecho por su aspecto tras la intervención.
Muy frecuentemente, este tipo de resultados no deseados pueden solucionarse, si bien en otras ocasiones ello no es posible, con el consiguiente trauma de carácter permanente en la vida del paciente. La pregunta que aquí se plantea es, ¿Hasta qué punto en este tipo de eventos podría hablarse de negligencia por parte del cirujano que realizó la intervención?
La atribución de culpas en el caso de resultados no deseados en la cirugía
Es un error considerar que siempre y en todo caso los resultados no deseados de una intervención son atribuibles al propio cirujano. Muchas veces ocurre que, pese a desaconsejarse una determinada intervención porque su resultado podría no ser óptimo, es imposible persuadir sobre ello al paciente.
Ello es muy frecuente cuando una persona se somete a un número muy elevado de intervenciones, existiendo cada vez menor cantidad de tejidos para poder practicarla.
En otras ocasiones, no obstante, ello tiene más que ver con fallos a la hora de practicar la intervención. Ante estas circunstancias, lo más fácil sería identificar los aspectos objetivamente insatisfactorios y presentárselos al cirujano, que con toda seguridad llevará a cabo una nueva intervención reparadora en la que posiblemente éstos puedan ser solucionados, sin coste adicional alguno para el paciente.
No obstante, podría suceder que se hubieran causado daños irreparables en éste. Por ejemplo, si en una intervención facial hubieran resultado dañados nervios con el resultado de parálisis (falta de movilidad) e insensibilidad en el rostro. Es en este tipo de casos cuando puede hablarse de negligencia quirúrgica indemnizable.
Las consecuencias de una intervención defectuosa, por no haber respetado el cirujano plástico los protocolos establecidos por la ciencia médica para ese tipo de operaciones, pueden ser tremendas, tanto a nivel físico (parálisis, deformidades o cicatrices) como a nivel psicológico.
De ahí se deriva dicho carácter indemnizable, de tal forma que se pueda proporcionar al paciente un paliativo frente al trauma que supone no ver cumplidos sus deseos tras la operación a la que decidió someterse.
Jose Alberto Andrío Espina
www.aa-indemnizaciones.com
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