La Ley te protege frente a los Productos Defectuosos
Todo fabricante o importador que pone en el mercado sus productos ha de cerciorarse de que estos son perfectamente seguros para sus consumidores y usuarios, de tal forma que éstos no puedan representar para los mismos peligro alguno de sufrir daños personales o materiales por los mismos.
Nos estamos refiriendo aquí a un ámbito distinto del que impone la garantía, la cual vincula al fabricante, importador o distribuidor al correcto funcionamiento de su producto, debiendo sustituir o reparar el mismo en el caso de que éste no funcione debidamente durante el plazo fijado en aquella.
La responsabilidad por productos defectuosos surge para proteger al consumidor no ya frente a los fallos en el funcionamiento de los productos de forma general sino, de manera específica, frente a aquellos que pudieran ocasionarle daños:
- Personales, sufriendo cualquier tipo de lesión o daño físico. Por ejemplo, si las conexiones eléctricas del mismo no funcionaran correctamente, haciendo que éste sufriera una descarga.
- Materiales, por ejemplo, en el caso anterior, si a causa de esos fallos eléctricos se provocara un incendio en el hogar del usuario del producto, ocasionando graves pérdidas económicas.
Los distintos tipos de fallos que podrían presentarse
Pese al carácter muy específico de los mismos y a su gran diversidad, es posible agrupar este tipo de errores en tres grandes ámbitos:
- Errores de diseño: Tienen lugar cuando el producto no es seguro para los usos para los que se diseñó, pudiendo haberse previsto de manera diferente para evitar dichos riesgos.
- Errores de fabricación: Por emplear materiales inadecuados o no idóneos para el producto, por ejemplo por no haberse llevado a cabo los controles de calidad de forma debida.
- Errores de comercialización: Por errores en el etiquetado o en las instrucciones a la hora de advertir sus posibles peligros, o bien por la ausencia de las mismas.
De este modo, cualquier fallo por parte del fabricante o importador que pudiera poner en peligro al consumidor podría conducirle a la responsabilidad por los daños que pudiera ocasionarle. Ello sería así, tal y como establece la Normativa, aunque no hubiera existido negligencia o imprudencia a la hora de introducir esos defectos peligrosos en los productos.
En definitiva, la Ley te protege, garantizando la posibilidad de que puedas obtener una indemnización adecuada al daño que pudieran ocasionarte los fallos en los productos que adquieres.
Jose Alberto Andrío Espina
www.aa-indemnizaciones.com
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