El arte de escuchar (Tercera parte)
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Desistamos la tentación de interrumpir. Normalmente interrumpimos en uno de estos casos:
a) Cuando pensamos que la otra persona dice algo equivocado.
b) Cuando dice algo que estamos de acuerdo y deseamos reafirmarlo con una vivencia personal.
Si interrumpimos evitamos que las palabras fluyan y solo lograremos caer en lo de la mayorías de las charlas: desviarse del punto central de interés.
Leamos y escuchemos los gestos y las miradas: hay palabras, frases y verdades no expresadas de manera verbal que solo podrán conocerse si se miran con atención al interlocutor. Los ojos suelen ser muy buenos conversadores y también las manos, las posturas del cuerpo y los movimientos de la cabeza. El secreto es estar atento a todos los detalles.
No hagamos distinción de personas. Cuando un líder muestra favoritismo hacia alguno de sus discípulos o deja entrever discriminaciones cae en el descrédito. Por eso, no podemos incurrir en el lamentable error de brindarles atención a unos y excluir a los demás. Ciertamente su tiempo puede ser escaso pero debe aprender a distribuirlo de manera equitativa y justa con todo aquel que desee tenerlo cerca para compartirle sus ideas e iniciativas o simplemente para hacerlo conocedor de sus angustias.
No caiga en el error de creer que quien más grita es quien más razón tiene. Tampoco se deje llevar por quien más llora o mas habilidad tiene en el arte del histrionismo. La razón la tiene quien la tiene y es parte de la labor del líder con el apoyo de su sabiduría e inteligencia, determinar cuál de las partes está en lo cierto. En todo caso, es importante saber que no se puede responder al enojo con el enojo ni a la ofensa con la ofensa. La Biblia recomienda todo lo contrario: responder con habilidad para cambiar la ira. En el libro de los proverbios capitulo 15 versículo 1 puede leerse esta enseñanza: “La respuesta amable calma el enojo pero la agresiva hecha leñas al fuego”.
Tracemos línea desde el principio. En el propio inicio de nuestro ejercicio como líderes debemos enviar al equipo en general y a cada servidor en particular, el mensaje de que estamos abiertos a un diálogo franco, sincero y sobre todo productivo. La reputación de un líder inclinado a escuchar a su gente le crear una aureola de confianza y con la ayuda de ella obtendrá importantes ventajas asociadas a la buena imagen tan necesaria para la el buen clima organizacional.
Aprender a escuchar es importante para el liderazgo es un arte que debe cultivarse dentro de los niveles de la organización. Y si se le va a dedicar tiempo más vale dedicárselo desde un principio.
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Alejandro Rutto Martínez es un prestigioso periodista y escritor colombiano, vinculado como docente a varias universidades colombianas. Es autor de cuatro libros y coautor de otros tres en los que se aborda el tema del liderazgo, la ética y el Desarrollo Humano. Con frecuencia es invitado como conferencista a congresos, foros y otros eventos académicos. Póngase en contacto con él a través del corrreo alejandrorutto@gmail.com o llámelo al celular 300 8055526. Visite su página www.maicaoaldia.blogspot.com
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