La entrepierna apetece del perfume de papel
Dicen los gaditanos, que Cádiz (España) es tan vieja, que no hay ni ruinas. Tal vez la prostitución sea tan vieja, que no haya ni vestigios remotos de su origen. Sin entrar en consideraciones antropológicas, morales o religiosas, lo cierto es que es una profesión que pervive y que ni el progreso ético ni las nuevas tecnologías han conseguido que desaparezca como ha ocurrido con todo tipo de oficios a lo largo de la historia.
Los avances no suprimen nunca la barbarie ni el vicio, pero perfeccionan sus estrategias y métodos. Una mirada crítica delata que la publicidad de contactos sexuales, se localiza en la prensa editada en papel, y que por el contrario, en los diarios electrónicos aparecen enlaces a páginas de búsqueda de pareja y amistad. Obviamente, excluimos por el momento, el sexo virtual y onanista.
No se pretende subrayar únicamente la hipocresía de quienes repudian el sexo de pago y sus consecuencias de marginalidad, cosificación de la persona y mafias de trata de blancas, al tiempo que engrosan su cuenta de beneficios por inserción de anuncios en la sección correspondiente. Interesa el análisis y la reflexión mencionada: las necesidades de afecto se buscan en diarios on line, y las de sexo, en la prensa tradicional.
Escrivá de Balaguer con mucha ironía afirmaba que los vicios del hombre cabían en un palmo, el que va del bolsillo a la bragueta, otorgando con ello el estatuto de primado de la debilidad pecaminosa al sentido del tacto, idea que se repite en el pensamiento clásico. Quizá la búsqueda de un cuerpo al que tocar y manosear, tenga su anticipo hojeando un periódico. Uti et frui, es decir, se disfruta de la decisión intelectiva antes de gozar, palpando esas hojas de papel que garantizan la información necesaria para obtener el placer que se apetece. También pudiere ocurrir que la máxima discreción para con el cliente, que forma parte de la literatura de ese tipo de anuncio, entienda que la confidencialidad queda asegurada porque dichas páginas son parte inseparable del diario en cuestión y que por ello se garantiza el anonimato de quien busca servicios sexuales.
Sea como fuere, la prostitución de burdel y habitación de hotel, reservada, y a menudo elitista, apuesta por el soporte en papel para publicitarse. Las necesidades afectivas se buscan en cambio en las nuevas tecnologías de internet, y sus vínculos se encuentran en los diarios electrónicos. Ello supone una paradoja: lo prohibido, escandaloso y sórdido para las convenciones sociales, se refugia en lo tradicional, y lo permitido y aplaudido por las mismas convenciones sociales, apuesta por lo tecnológicamente novedoso. No se pretende sintetizar con un lema malévolo y demagógico del tipo practicar sexo de pago es de derechas y hacer el amor de izquierdas, pero sí recalcar las estrategias sutiles que maneja la hipocresía.
Desconozco la incidencia futura que las generaciones formadas en la gran red de la era digital, puedan tener para con el mercado publicitario. Lo cierto es que un marco de valores que no esté podrido, aconseja eliminar el doble rasero que permite beneficiarse de los ingresos económicos que genera el fenómeno de la prostitución y combatirla al mismo tiempo.
Niels Bohr estudiando las orientaciones de las investigaciones científicas, utilizó el chiste del borracho que pierde sus llaves y las busca bajo una farola, no porque las haya perdido allí, sino porque es ahí donde hay luz. Dicha metáfora es válida para el tema que nos ocupa: la orientación del debate entendido como el rechazo a la promoción de la prostitución, la proporciona internet. La pornografía y el sexo virtual no se publicitan, proliferan y se satisfacen en la red disponiendo de portales propios; en cambio, la amistad y el amor, se canalizan a través de los vínculos que insertan la prensa digital. El lenocinio, la mancebía y el sexo alquilado y carnal, por el contratio, se acomodan entre las páginas de contactos de los diarios de prestigio editados en papel. Justo es aplaudir sin embargo, las cabezeras que han renunciado a ello.
Y es que cuando se está sobrio, se busca en el lugar adecuado. Ojalá la prensa on line mantenga encendida la luz de su farola particular para iluminar la ubicación exacta de esas llaves perdidas de la dignidad humana.
Antonio Román Sánchez
Registro automático