A veces es mejor esperar
Cuando una mujer queda embarazada sin planearlo a una edad laboral o estudiantil sumamente crucial, la pregunta que sale a la luz es: ¿Es este el mejor momento? Quizá la respuesta sea la mayoría de las veces sea egoísta: No, a veces es mejor esperar. Pues el ritmo de la vida actual pone a pensar a más de una.
Vivir en esta modernidad empuja cada vez a más mujeres a “luchar” en el terreno de lo laboral, “armándose” de todas las herramientas académicas necesarias, lo cual implica una inversión de tiempo total. Esta inversión hace que muchas mujeres opten por evadir un embarazo a como dé lugar, pues no es posible atender a un hijo en las condiciones de vida actual.
Es un hecho que la vida no es como hace diez años, ni mucho menos como hace veinte. Todavía, hasta la década de los 80, hablamos de tiempos en los que el mercado laboral no exigía de la presencia femenina en los escritorios y ser madre era un trabajo de tiempo completo. Entonces un embarazo no resultaba en un dilema, pues optar por tener un hijo no implicaba la interrupción del crecimiento laboral o académico, pese a que en la actualidad se insiste demasiado en la no discriminación a mujeres embarazadas.
Y es, que en realidad, el problema no está en las leyes o normas que protegen a las mujeres embarazadas, sino en lo demandante que resultan las actividades laborales y/o académicas. Muchas veces las mujeres profesionistas prefieren practicarse un aborto, pensando en que no es el mejor momento para tener un hijo, pues consideran que si no se realizan académica ni profesionalmente no tendrán que ofrecer a sus hijos o no podrán establecer las bases para un futuro sustentable.
El verdadero problema de un embarazo en las mujeres que trabajan, y/o estudian, radica en que es muy complicado educar a un hijo al tiempo que se logran éxitos profesionales. Asimismo, el hecho de que conciban de forma diferente la maternidad, les es más fácil pensar que no es el mejor momento, pues es mejor traer a un hijo deseado y planeado que frustrar todos los planes de vida y amargarse el carácter generando complejos.
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