Carta de una niña desesperada
Querido Tío, aquí estamos Solymar y yo, recién hemos regresado de las vacaciones en la isla de Margarita donde estuvimos con las primas Sandra, Carolina y Andrea…Nos resulta difícil contarte estas cosas, primero porque queremos a nuestros padres y por nada desearíamos hacerles daño, pero somos testigos de la gran diferencia en el trato y consideración que tienes para tus hijas, cuánto deseamos no ser sobrinas, como anhelamos haber nacidas tus hijas porque sabemos cómo adoras a esas princesas tal como les llamas cariñosamente y la camaradería que tienes con ellas, no solo eres un padre bello, sino además para ellas su mejor amigo, en el buen sentido de la palabra no sabes cuantos te envidiamos, y te diremos porque.Mamá vive más pendiente de sus gatos que de nosotras, se preocupa muy poco cuando nos duele algo, nunca sabe que nos pasa sentimentalmente, ella está segura que es una buena madre al vivir pendiente de la comida, ropa, el colegio, juguetes, detalles materiales, pero jamás tiene un gesto de cariño y no sabes cuánto lo necesitamos. En cuanto a papá…pobre papá tiene que soportar el mal genio y junto a él, nosotras que pocas veces disfrutamos de un momento de armonía o paz, hemos llegado a pensar en escapar e irnos a vivir con Ustedes, pero claro no lo van a permitir con la excusa de que solo tenemos 14 años.
Querido Tío Eduardo, añoramos ver cómo te diviertes con las primas, bailan, juegan ríen, cantan y hasta lloras cuando alguna tiene mal de amores, que bello eres como ser humano, que hermoso padre y amigo. Las mujeres por naturaleza somos excesivamente sentimentales y melosas, necesitamos cariño, comprensión y sobre todo tener un punto de apoyo a esta edad, cuando estamos pasando de niñas a mujer, suspiramos al ver a nuestras primas disfrutar su juventud al lado de padres amorosos, comprensivos y tolerantes, de esos que saben imponer la disciplina necesaria en el hogar justo en el momento preciso, pero balanceando también los momentos de felicidad que llenan a jóvenes, que como todas soñamos y requerimos mucho amor de mamá y papa.
Ya sabemos de tantos consejos que le das a nuestros padres, lamentablemente Tío ellos oyen pero nunca escuchan, ya no encontramos manera de hacerles entender lo mal que nos sentimos al estar enjauladas rodeadas de comodidades, pero donde la palabra libertad no existe…No hay nada que odiemos mas que se nos trate como muñecas de peluche, donde somos solo unas gemelas de adorno. ¿Qué sucede con los sentimientos y carencias afectivas? Yo soporto un poco más, pero Marisol está muy mal y por ella tengo miedo, si le sucede algo a mi hermanita, te lo juro Tío…me muero. La bendición: Marisol y Solymar.PD del tío Eduardo: Cuando recibí esta carta, quise publicarla, tal vez ellos, esos padres que olvidan la comunicación con sus hijos, comprendan este drama que puede llegar a tragedia ante la actitud terca, ciega y sordomuda de algunos adultos irresponsables.- edualvarez@univision.com
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