La manche de hambre
Cuando un gran carguero de petróleo sufre un accidente en alguno de los océanos, la noticia recorre todas las agencias del mundo y la humanidad se asombra con esas imágenes de pájaros y peces agonizantes, "embadurnados" de esa espesa poción negra. La gente entonces se conmueve, se preocupa por la suerte de esos animalitos y después por la diversidad biogenética unida a su futuro. Se preguntan a dónde irá a parar el hombre si continúa con esa masacre a nuestros recursos naturales. Y siempre, en el horizonte, como respuesta a todas sus preguntas, ven la muerte. Pero hay una mancha que se extiende más tenebrosamente y que es mucho, pero mucho más certera en materia de aniquilamiento. No nos asombra porque no nos la muestran como tal en los noticieros. No la vemos porque ya nos acostumbramos a su cotidianidad y a su perseverancia. No nos escandaliza porque menospreciamos su terrible agresividad. Es la mancha del hambre que se extiende a una velocidad sin precedentes sobre el mapamundi y devora los humanos sin distinción de sexo, edad, religión o raza. Cada año mueren, a causa de ella, en el mundo unas 33 millones de personas y unas 800 millones sufren de sub-alimentación crónica. Alrededor de 4,000 millones de personas viven con menos de tres mil pesos colombianos diarios, 2,000 millones no tienen acceso al agua potable y 2,500 millones sufren de anemia. Y la mancha no ha parado de extenderse: "En 1960 el 20 % de la población mundial de los países más ricos tenían unos ingresos 30 veces superiores a aquellos del 20% de los países más pobres. Hoy el ingreso de los primeros es 90 veces superior a los ingresos de los segundos y sólo las 3 personas más ricas del mundo poseen una fortuna superior a la suma de los productos brutos internos (PIB) de los 48 países más pobres del mundo, es decir de los PIB de un cuarto de los Estados del universo". Todo lo anterior en un mundo que se vanagloria de haber inventado los tan cacareados "derechos humanos", cuya declaración universal se hizo hace algo más de cincuenta años y en una de cuyas disposiciones se lee: "Toda persona tiene el derecho a un nivel de vida suficiente para asegurarse su salud, su bienestar y los de su familia, en especial en lo que respecta a su alimentación, su vestido, su vivienda, su atención médica, así como los servicios sociales necesarios.." Hermosa proclama ésta ¿no? Lástima que no se practicara siendo tan simple, pues en las cuentas de las propias Naciones Unidas, para solucionar los problemas nutricionales y sanitarios del globo terrácleo sólo se necesitan algo así como quince mil millones de dólares o sea ¡lo que se gastan los Estados Unidos y la Unión Europea en perfumes! O, Peor, "para resolverle a toda la población de la tierra sus necesidades básicas (comida, agua potable, salud, educación) sólo sería necesario quitarle a las 225 más gruesas fortunas del mundo, ¡el 4% de su riqueza acumulada!".
Sin duda, la mancha del hambre seguirá creciendo porque a nadie le importa detenerla. Y un día la mancha cubrirá todo.
Carlos Mauricio Iriarte Barrios http://carlosmauricioiriarte.blogspot.com
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