Ovnis 09
La siguiente información es extraída del pequeño libro del señor Mario Lleget titulado ‘Dossier Ovnis hoy’ con algunas modificaciones para su perfecta comprensión. Y tratando de resumir el contenido para que no sea tedioso el tema.
En 1965 se produjo en Exeter una serie de apariciones OVNIS. Un miembro del NICAP, el periodista John G. Fuller, consagró a estos acontecimientos una obra titulada ‘Incidente en Exeter’, en la cual subraya el hecho de que la mayoría de los OVNIS, fueron vistos junto a líneas de alta tensión. Y Philip Klass estima que estas observaciones vienen a corroborar su tesis de que las líneas de alta tensión pueden producir plasmas parecidos al rayo den bola y presentar, por tanto, la apariencia de OVNIS.
Sigamos los razonamientos de Klass y comencemos por el color. Centenares de informes describen la apariencia de los OVNIS, como luminosa o fluorescente, aspecto que conviene muy aproximadamente a un plasma eléctrico-atmosférico. La diversidad de colores observados según los testigos, se explica por la composición del plasma y el estado de los gases que lo integra, porque – dice Klass – el color del plasma eléctrico depende de su energía interna. Por ejemplo, el nitrógeno a altas temperaturas da una luminosidad azulada, pero cuando la energía se disipa ese color cambia a rojo; a ciertos niveles de energía en los cuales los átomos de todos los gases del aire están excitados, los diferentes colores se combinan para dar una luminiscencia blanca predominante, con destellos periódicos de otro gran número de colores.
Es curioso recordar que estudiando un grupo de apariciones de OVNIS, miembros del NICAP descubrieron que el 28% de los observadores comunicaban que “durante la aparición se producía un cambio de color que parecía estar relacionado con la aceleración del objeto”
Pero llegado aquí hay que matizar. La ilusión de objetos sólidos puede ser provocada por “plasmas fríos” es decir, por conglomerados de partículas de polvo o de cristales de hielo eléctricamente cargados, que pueden adquirir un movimiento de remolinos a causa de acciones electrostáticas o por otros motivos, asumiendo entonces la forma de un cuerpo de revolución esférico, elipsoidal o en disco.
Recordemos nuevamente que una de las particularidades más sorprendentes de los OVNIS es que pueden realizar virajes bruscos en ángulo recto, detenerse y retroceder instantáneamente, incluso cuando están lanzados a toda velocidad; en fin, que son capaces – al menos visiblemente – de contradecir las leyes de la inercia. Esto nos lleva a suponer que en tales casos nos encontramos con objetos que no serían sólidos, sino gaseosos como los plasmas. Plasmas que – atención al dato – también proporcionan un eco excelente al radar, a veces muchas más fuertes que el de un objeto compacto y de las mismas dimensiones.
Y esta cuestión de los ONVIS “fantasmales” se nos complica cuando recordamos, también, las experiencias de otro físico A. P. Jenkins, que ha realizado para sus demostraciones plasmas que presentan gran número de particularidades atribuidas a los OVNIS. Estos OVNIS artificiales se obtienen por la descarga de un arco eléctrico en un tubo de vidrio conteniendo aire en un vacio parcial. Haciendo variar la tensión de la corriente y la presión del aire, y utilizando el efecto producido por la posición de la mano del operador a lo largo del tubo, se pueden producir casi todas las formas y colores atribuidos a los OVNIS, comprendidas las formas en “platillos” y en “cigarros”. “Incluso es posible reproducir – agregó Jenkins – escuadrillas de OVNIS en situación de vuelo (…) Podemos poner esos OVNIS en situación de vuelo estacionario, en barrena o hacer que huyan rápidamente”.
Es indudable que todo esto nos acerca mucho a la desmitificación de los OVNIS, pero la verdad es que sólo se aproxima a la solución que andamos buscando; porque tanto Klass como Jenkins nos proporcionan explicaciones y fenómenos casi convincentes, pero no definitivas. Y es que en ese ya enojoso asunto de los OVNIS, siempre nos encontramos con lo mismo; siempre falta algo para completar una buena explicación, tanto si ésta es o pretende ser positiva, como negativa.
Continua.
Andrés Arbulú Martínez
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