Ovnis 10
La siguiente información es extraída del pequeño libro del señor Mario Lleget titulado ‘Dossier Ovnis hoy’ con algunas modificaciones para su perfecta comprensión. Y tratando de resumir el contenido para que no sea tedioso el tema.
¿A caso fuimos visitados en otras épocas por seres del espacio? Científicos como Carl Sagan y Yósif Shkolovski, por ejemplo, no descartan semejante posibilidad. Y cuando estudiamos la moderna hipótesis de los OVNIS, no tardamos en descubrir que hay en pasado hechos muy curiosos que evocan poderosamente la huella de los extraterrestres. Lo malo es que no disponemos de la célebre máquina para explorar el tiempo creado por la fértil imaginación del hombre, para remontarnos al pasado y comprobar la realidad de los hechos. Pero en su defecto, disponemos de documentación suficiente para estudiar aquellas posibilidades.
La literatura védica es rica en abundantes ejemplos. Los manuscritos de Mahabharata nos hablan de una máquina circular “que volaba resplandeciente como la Luna”, y en dichos textos pueden leerse cosas tan sorprendentes y maravillosas como éstas, capaces de hacer volar la libre fantasía:
“El hermoso carro celeste poseía el brillo del fuego. Resplandeciendo con poderosa luz, como una llama en una noche de verano. Como un cometa en el cielo. Como un meteoro redado por poderosa nube” Más aún: La fantástica máquina voladora del gran poema épico que es el Mahabharata, se describe como “teniendo dos pisos y muchas cámaras y ventanas”
Naturalmente, muchos han pretendió ver un OVNI, en la anterior descripción. Pero veamos otra referencia de la India antigua. En pasajes del Ramayana – la gran epopeya que narra las hazañas de Rama, y que si bien es atribuida al poeta Valmiki (siglo IV a III a. C.) debe basarse, sin duda, en obras bastante más antiguas – se hace mención de los “carros de fuego” y de los “carros voladores”, en estos términos:
“Bhima volaba en su carro resplandeciente como el Sol y ruidoso como el trueno… el carro volante centelleaba como una llama en el cielo nocturno estival…. Pasaba como un cometa… Parecía que brillaban dos soles… He aquí que el carro se elevaba y todo el cielo se iluminaba…” Pero de una manera muy especial se describe un carro celeste muy concreto: el puspaka. Leámoslo:
“El carro “puspaka”, parecido al Sol y que pertenece a mi hermano, fue traído por el poderoso Ravana… Este excelente carro aéreo, que va a cualquier sitio a voluntad, está dispuesto para ti (Rama)… Este carro, parecido a una brillante nube en el cielo, está en la ciudad de Lancka… Viendo como venía el carro movido por la simple fuerza de su voluntad, Rama alcanzó el colmo del estupor. Y el rey subió a él, y el excelente carro, bajo el mando de Raghira, se elevó a lo más alto de la atmósfera. Y en este carro, desplazándose a su placer, Rama halló gran deleite”
Entre otras muchas cosas, se nos cuenta también un viaje que hizo Rama a borde de su “puspaka”, a través de una zona que prácticamente comprende toda la India, ya que se describen la totalidad de los montes y ríos del Norte, terminando el vuelo en la antigua isla del Ceilán. Pero esto no es todo. En otra parte del Ramayana se lee:
“… Y en el divino “puspaka” se sentaron alegremente Sugriva, con su ejército de vanaras, y Vibshana, con sus ministros. Ya instalados todos, el maravilloso vehículo de Kubera, a una orden de Rughava, se lanzó al espacio… Este carro brillante como el Sol naciente, este carro divino que sirve a Rama y es rápido como el pensamiento… Percibieron al príncipe en su carro, al elevar la vista, semejante a la Luna en el firmamento… Mas divisando a Ravana caerse en el aire con el “puspaka”, hacia él se lanzaron con sus rápidos carros. Y reanudaron la lucha desde posiciones iguales”
¿Qué hemos de pensar?, ¿Mitología?, ¿Simbolismo religioso?, ¿Fenómeno o hecho real? Quizá no sea muy elegante decir que poco importa pretender averiguar cosas que, ciertamente, quedan fuera de nuestro alcance. La literatura védica no siempre parece asequible a nuestro intelecto a pesar de su clara carga religiosa; parece que hay en esos textos algo más. Pero nos vemos obligados a hacer profesión de modestia para contentarnos con la socorrida frase: hay en nuestro pasado histórico multitud de hechos misteriosos, o más explicados, que nos plantean arduas dudas y complejos problemas relacionados con el espacio atmosférico y, ¿Por qué no?, has con el espacio cósmico.
Continua.
Andrés Arbulú Martínez
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