Ovnis 13
La siguiente información es extraída del pequeño libro del señor Mario Llegar titulado ‘Dossier Ovnis hoy’ con algunas modificaciones para su perfecta comprensión. Y tratando de resumir el contenido para que no sea tedioso el tema.
Pero los grandes enigmas del pasado no acaban aquí, ni mucho menos.
En la costa peruana del Pacífico se descubrieron unas extrañas figuras de dimensiones gigantescas que hoy la ciencia conoce por figuras de Nazca. Estas figuras, grabadas en la ladera de unas colinas bajas y desoladas, a partir de las cuales se extienden por la llanura, jamás se habían distinguido antes desde tierra… por la sencilla razón de que, para apreciarlas en su conjunto, hay que “volar” es decir, contemplarlas desde una altura conveniente.
Esto es lo que hizo el norteamericano Paul Kosock, el cual, volando sobre las estribaciones de los Andes, en las proximidades de El Callao y sobre la región donde se acentuó la cultura pre inca de los paracas, descubrió curiosas figuras de aves, arañas y seres fabulosos, junto con una verdadera red de líneas rectas, cuadrados y otras figuras geométricas de difícil identificación.
En la actualidad existen dos versiones sobre el origen de este gigantesco jeroglífico de Nazca: la primera, y oficial, la da María Reiche, gran estudiosa alemana, que atribuye el citado origen a un gigantesco observatorio astronómico preincaico, “el más maravilloso y enigmático de la antigüedad”. La segunda, mucho más atrevida, se inclina por la hipótesis de un colosal cosmódromo.
Pero quizá más reveladores que las misteriosas figuras de Nazca sean los célebres mapas de Piri Reis, que también exigen una vista aérea, como si se hubiese cartografiado el mundo desde el aire… ¡10,000 años atrás! La documentación sobre los Piri Reis se funda en el estudio del norteamericano Iván T. Sanderson. El nombre de estos mapas proviene de su propietario Piri Reis, almirante turco que tomó parte en la batalla de Lepanto; fueron antes propiedad de un piloto de Colón, quien se lo mostró a éste, radicándose en su creencia de que existían tierras al otro lado del Atlántico. A partir de aquí, Sanderson nos sitúa ante el formidable enigma de estos mapas y demuestra que en realidad son mucho más antiguos de los que en principio permitía suponer su descubrimiento. El estudio a fondo de estos mapas nos reserva como mínimo tres grandes sorpresas.
1.- A pesar de haber sido confeccionados en Europa o Asia, los cartógrafos de los Piri Reis ya mostraban la línea costera de América antes de que Colón se enfrentara miles de años después con las culturas maya y azteca.
2.- La historia no demuestra, claro está, que en la época de Colón y Piri Reis, existieran hombres con conocimientos topográficos y cartográficos tan avanzados.
3.- Es preciso admitir que quienes trazaron los antiguos mapas de Piri Reis (los de la época colombina eran una simple copia), eran seres que no sólo disponían de naves muy marineras, sino también de aparatos voladores de la clase que fuese, pues algunas de las cordilleras que aparecen en dichos mapas, en opinión de especialistas del Ejército norteamericano, “sólo podían haber sido observadas desde el aire”
“Los mapas de Piri Reis – escribe Mallery – mostraban toda la tierra con el mayor detalle y una sorprendente exactitud, incluyendo no sólo las costas de las dos Américas, sino también las de toda la Antártida, y, por si esto fuese poco, presentaban varias cordilleras montañosas que no sólo coincidían con las que conocemos hoy en día, sino también con algunas que sólo se podían apreciar en la Antártida cuando ésta no se hallaba cubierta de la actual capa de hielo. Este último detalle permite sospechar que la antigüedad de los Piri Reis puede remontarse a 10,000 ó 12,000 años atrás.
Pero llegados aquí surge otra pregunta: ¿Quién navegaba alrededor del continente americano y de la Antártida, o mejor dicho, quién podía sobrevolar la Tierra para cartografiarla entera, antes de que se formara no sólo el gran casquete polar austral, sino también el menos importante del Polo Norte? Porque resulta que algunas de las cordilleras señaladas en los Piri Reis, sólo podían haber sido observadas desde el aire cuando emergían desde el suelo, todavía no helado, o sea antes de la última glaciación”
¿Serían pues, visitantes del espacio, los autores de los primeros mapas de Piri Reis? En fin, otro misterio en puertas.
Continua.
Andrés Arbulú Martínez
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