En el Juego de la Vida todos salimos ganando con tan sólo participar en él
Cada ser humano --de generación en generación-- ha desempeñado un papel en el Juego de la Vida Humana, independientemente del lugar donde haya nacido, cada uno ha cumplido con su cometido, sea éste impuesto por sus padres, sea que lo haya elegido por sí mismo.
Para muestras basta un botón: en la fotografía publicada en este artículo, aparece en primer lugar el señor Salvador Trujillo Padilla, q.e.p., enseguida su hija Alicia y por último, su hijo Humberto, ambos de apellidos Trujillo Contreras. Con su esposa Benita Contreras Castro, q.e.d., tuvo otros cuatro hijos: José Refugio, Ma. Trinidad, Martha y Francisco.
El árbol genealógico del Sr. Salvador es de los más extensos existentes en su generación, pues sus padres tuvieron muchos hermanos, él mismo tuvo 8 hermanos, fueron 3 hombres y 5 mujeres, quienes a su vez tuvieron muchos hijos, que si aquí los nombrara, usted amable lector, se dormiría en su lectura.
Como el de millones de coterráneos, el papel que desempeñó el Sr. Salvador fue el de trabajar gran parte de su vida para mantener a su esposa, sus hijos, proporcionándoles un hogar, estudios, alimentación, vestido, calzado, a toda su familia, sin escatimar esfuerzo alguno. Fue un ejemplo para sus hijos, sus nietos y biznietos.
En el Juego de la Vida Humana él cumplió con toda responsabilidad con el papel que sus mismos padres le enseñaron a jugar y este mismo papel les enseñó a cada uno de sus hijos e hijas, quienes hasta la fecha (2010) han cumplido enseñándoles también a sus hijos a cumplir con responsabilidad su propio papel.
En esta pequeña gran muestra de este núcleo social familiar, algunos han jugado y siguen jugando a ser médicos, otros empresarios, otros licenciados, etc. Cada quien ha luchado por ser autosuficiente en todos los aspectos de su vida.
Así han desaparecido y nacido muchas generaciones, continuando con el juego de la vida cotidiana, cumpliendo con un ciclo existencial humano muy clásico: nacer, crecer, desarrollarse, multiplicarse, envejecer y morir.
Mientras tanto el mundo, nuestro planeta Tierra, sigue su marcha hacia un destino final todavía indefinido, dando vueltas alrededor del Sol y sobre su propio eje imaginario, desde hace miles de millones de años hasta quién sabe cuántos años más.
El juego de la vida sigue y seguirá por miles de generaciones más, participando cada ser humano en él con el papel que le corresponde jugar, acorde sus propias creencias, capacidades intelectuales, idiosincrasias, etc.
Muchos han logrado cumplir con su papel, aunque no hayan conocido el mundo que les rodea, pues han muerto antes de su nacimiento, en el vientre de su progenitora, pero este fue el papel que les correspondió y lo cumplieron.
Otros muchos mueren después de pocos días de nacidos, también cumplieron con su papel y así sucesivamente, en cada etapa del ciclo existencial humano van quedando en el camino, logrando la mayoría cumplir con todas las etapas antes mencionadas.
Quienes han llegado a la tercera edad han visto todo esto que les comento y les dicen a los jóvenes: Es triste llegar a viejo, pero es más triste no llegar.
Así pues, todos salimos ganando con el sólo hecho de haber participado en este Juego de la Vida Humana Cotidiana.
Humberto Trujillo Contreras
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