La universidad y el desarrollo de los pueblos
Jorge Luis Borges: La Universidad debiera insistirnos en lo antiguo y en lo ajeno. Si insiste en lo propio y lo contemporáneo, la Universidad es inútil, porque está ampliando una función que ya cumple la prensa
El desarrollo de la universidad y en general de la escuela está íntimamente ligado al desarrollo de los pueblos en la medida en que contribuye a la formación de ciudadanas y ciudadanos en condiciones de descubrir conocimiento, transformarlo y construir escenarios propicios para el libre pensamiento y el ejercicio de actividades orientadas a lograr el desarrollo tecnológico y científico, con lo cual comienzan a crearse las condiciones para mejorar la calidad de vida de un número mayor de personas.
Es por esta razón (y también por otras) por la cual la educación superior debe tener unos canales de comunicación válidos, permanentes y efectivos con la sociedad para conocer sus aspiraciones, deseos y necesidades y ofrecer soluciones apropiadas para dar una respuesta oportuna en consonancia con sus obligaciones sociales.
En algunos países latinoamericanos se observa con preocupación el hecho de que las instituciones educativas van por un lado; el aparato productivo por otro y la sociedad, a su vez, por un sendero distinto a los anteriores. El resultado: un estancamiento de ciertos sectores, la falta de pertinencia de los programas académicos ofrecidos y la frustración de los egresados quienes se ven expuestos a la situación crítica y dolorosa de no aplicar los conocimientos adquiridos ni aplicar su profesión sencillamente porque las empresas no requieren de sus servicios. Así las cosas se registra el caso frecuente de una pérdida de recursos por parte del Estado y de la Universidad y la alteración del proyecto de vida por parte de la familia y el individuo, quienes habían confiado en la educación sus posibilidades de encontrar un futuro digno de sus esfuerzos y de sus sueños.
Lo anterior obliga a repensar todo lo hecho hasta ahora en materia de educación y, especialmente, de educación superior, pues se hace necesario dar respuesta a algunas preguntas con las cuales se inquietan los estudiantes, los recién egresados, los gerentes de empresas, los padres de familia y, en general, la sociedad: ¿Se está formando a los profesionales que el país necesita? ¿Vale la pena invertir tiempo, dinero y ánimo en estudiar una carrera universitaria si, al final, los conocimientos adquiridos no se aplicarán? ¿Qué garantías de consecución de empleo tienen los nuevos empleados? ¿De qué manera se puede ayudar a los egresados quienes en un tiempo relativamente largo aún siguen sin insertarse en el mercado laboral?
Estas preguntas no pueden responderse a la ligera pero es necesario actuar con prontitud para evitar que la Universidad siga divorciada de los acontecimientos de su entorno social, político, humano y económico. Es ineludible redefinir el currículo y los perfiles de los futuros profesionales con el fin de que cumplan con la expectativa de una región, de un país y de un continente comprometido con la idea de encontrar de una vez por todas las rutas que lo lleven a su pleno desarrollo.
Por: Alejandro Rutto Martínez
Lo bueno que vaya a hacer hoy, hágalo bien, por usted, por su familia y por su país. ¿Ya leíste Maicao al Día?
Registro automático