El ser humano se ha excluido de la unidad
La naturaleza se preocupa por cada animal, le proporciona su alimento y cobijo. Ofrece ramas a los pájaros para que puedan construir su nido. Regala hierba, frutos y granos que los habitantes de las praderas y bosques toman como alimento. La naturaleza se ocupa de que los animales tengan en invierno un vestido de lana más caliente y de que en verano les salga uno más ligero.
Si la tierra está demasiado dura e impermeable, la naturaleza hace que crezcan cardos y otras plantas que ayudan a que la tierra se vuelva más blanda. Si a la tierra le falta un determinado componente nutritivo, se forman amplias redes de setas y hongos que se encargan de transportar las sustancias nutritivas de un extremo al otro del campo. Las hojas que caen de los árboles en otoño sirven de cobijo para los erizos y otros animales pequeños durante su hibernación. La naturaleza mantiene siempre la armonía y el equilibrio, y cuida de todos los seres vivos, hasta de los más pequeños.
El ser humano se ha excluido durante siglos de esta unidad. Con las ansias de riqueza y poder ha quitado a los animales cada vez más su espacio vital e interviene manipulando el fino funcionamiento de la naturaleza. La naturaleza y los animales sufren lo indecible a causa del ser humano, que hace de las suyas en este planeta como ladrón y asesino.
La factura de nuestro comportamiento nos esta llegando cada vez mas evidentemente. Es ya más que necesario y urgente dar un cambio: que como seres humanos nos hagamos conscientes de ello y logremos, aunque sea en parte, reparar el daño causado y aprender de nuevo a integrarnos en ese sensible equilibrio de los reinos de la naturaleza.
La Fundación Gabriele, la Obra del amor al prójimo animal y a la naturaleza, se creó para poder reparar el daño hecho a las plantas, animales y a la naturaleza. Así hace unos años, se empezaron a crear espacios en lo que pueden vivir los animales, devolviéndoles su hábitat natural: se compraron prados y bosques, se construyeron kilómetros y kilómetros de setos, se crearon biotopos húmedos y de piedras que sirven de cobijo a los animales grandes y pequeños. En esta Tierra de paz ellos encuentran comida no contaminada.
Quien ha observado las actividades de la Fundación Gabriele en los últimos años, quien ha mirado cara a cara a un animal en la tierra pacífica, ha podido percibir que aun estamos a tiempo de reparar mucho mal causado y ha podido sentir cómo allí vuelve a respirar aliviada toda la naturaleza. Allí se respira una paz inusitada y muchos han empezado ya a creer que es posible traer a nuestro planeta un reino de la paz.
Fundación Gabriele
Mariano Pacheco Riquelme
74.175.253 T
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