Consejos de divorcio para el acuerdo premarital

La mayoría de la gente piensa que la ausencia de un acuerdo prematrimonial significa que cuando llega el divorcio pierdes la oportunidad de llegar a un arreglo con tu cónyuge acerca de una variedad de problemas matrimoniales. Esto es un error. Un acuerdo prematrimonial de divorcio es un acuerdo  que se celebra por las dos partes antes del matrimonio.

Si quieres armar un acuerdo de divorcio, las siguientes cinco lecciones te ayudarán a mejorar las posibilidades de que tu contrato sea válido y aplicable.

La lección aquí es: antes de preparar un acuerdo de divorcio, una persona debe preguntarse a sí misma: ¿Cuál es el final del juego? ¿Qué es lo que realmente quiere lograr con el acuerdo? ¿Dónde va a estar viviendo en un futuro próximo? Tiene que centrarse en que el juego final la ayude a determinar un acuerdo de divorcio.

Esta es una importante lección que sugiere clara y consistentemente la expresión de tus intenciones para cambiar el carácter de bienes en el acuerdo de divorcio. Tus objetivos deben ser claros y fáciles de entender por tu cónyuge. En resumen, asegúrate de que tú y tu cónyuge se encuentren en la misma sintonía, así te será más fácil el proceso de divorcio.

La lección es conservar un abogado de divorcios que sepas que va a defender tus intereses de forma exclusiva. No corras el riesgo de no tener tus intereses plenamente protegidos por “compartir” un abogado con tu cónyuge.

Al contratar un abogado de divorcios, no tengas miedo de preguntar lo difícil, por ejemplo: ¿Cómo se elaboran los acuerdos de divorcio? ¿Conoce el derecho familiar en mi jurisdicción? ¿Mi objetivo es posible en virtud de la ley?

Una multitud de cuestiones de derecho familiar entran en juego en la preparación de un acuerdo de divorcio.

Vale la pena asegurarse de que tu abogado de divorcios tiene el conocimiento y la experiencia para manejar un acuerdo de divorcio.

Trata de minimizar el número de originales del acuerdo de divorcio y trata de contar con un abogado de divorcios que decida cómo van a ser usados los originales.  Además, determina quién será el encargado de conservarlos y que haya una razón válida para ello.