Una catástrofe natural sigue a otra
Las catástrofes naturales siguen produciéndose aquí y allí, dejando a su paso un reguero de dolor y muerte y muchas personas se preguntan: “¿Cómo puede permitir Dios estas catástrofes, también las desgracias y las muertes? ¿Por qué no interviene Dios?” Pero El no envía ninguna catástrofe a los hombres; por el contrario, Dios advirtió oportunamente. En todos los tiempos Dios habló a través de hombres y mujeres justos, a través de Sus profetas. En nuestro tiempo Dios volvió a enviar a un gran profeta a los hombres. Se trata de Gabriele, la profeta y mensajera de Dios, a través de la cual El anunció y sigue anunciando Su mensaje, dando advertencias a la humanidad de una manera que ya nadie las puede desoír. Sin embargo, la mayoría de los hombres, encabezados por la casta sacerdotal, que estuvo en todas las épocas en contra de los profetas de Dios, ni hizo caso ni escuchó la palabra de Dios.
Como en todos los tiempos Dios advirtió a los hombres sobre las causas que creaban, las cuales les alcanzarían en forma de efecto si no cambiaban a tiempo. Sin embargo los teólogos se comportaron como siempre lo han hecho. Como las hogueras hoy en día ya no se acomodan a la época y con ello ya no es posible anular a un profeta asesinándolo, ellos intentaron hacer callar a la profeta de Dios difamándola y ridiculizándola. Y al que creía en la palabra de Dios se le denominó “apóstol de los tiempos finales”.
Con el correr de los años se ha ido haciendo cada vez más evidente que el Espíritu de Dios no había provocado de ninguna manera pánico, si no que únicamente había advertido oportuna y cariñosamente a los seres humanos para preservarles de las desgracias que se avecinan. Hoy en día ya no se oye más reír a los teólogos de la palabra de Dios en la actualidad, pues ahora también los científicos confirman aquello que el Espíritu de Dios ya había manifestado hace muchos años por boca profética. Hoy en día la ciencia apenas puede ocultar las transformaciones que tienen lugar sobre la Tierra, pues los efectos no sólo son visibles para muchos, si no que también se pueden sentir.
Radio Santec
Teresa Antequera Cerverón
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