Educación emprendedora - ¿Cómo se origina el temor al fracaso en usted y en sus hijos?
¿Alguna vez se ha sentido preso del temor? Sabía que tenía la oportunidad de actuar, pero no lo hizo, porque, justo en ese momento de querer dar el paso, sus rodillas comenzaron a temblar y se detuvo.
Y la oportunidad pasó y nunca más la volvió a ver.
Sucede todos los días. El temor nos mantiene recluidos en nuestra zona de confort y no nos permite actuar cuando sabemos que debemos hacerlo.
Hay muchos temores:
Temor a la muerte
Temor de perder un ser querido
Temor a la soledad
Temor para hablar en público
Temor al rechazo
Temor al sufrimiento
Temor a la incertidumbre
Temor a la escasez.
Sin embargo, el temor más grande a la hora de emprender, es el temor al fracaso.
Muchas personas parecen estar condicionadas para tener miedo. Les resulta difícil dar un paso de fe para desarrollar y lanzar un producto nuevo, ofrecer un servicio a un precio mayor o iniciar un negocio nuevo.
¿Quién nos infunde el temor al fracaso?
Para que usted y sus hijos puedan vencer el temor al fracaso, es importante entender como se gesta a lo largo de sus vidas.
Sin saberlo, la sociedad que nos rodea, la mayoría de los padres y muchos establecimientos educacionales nutren el temor al fracaso en sus hijos en vez de aminorarlo.
¿Cuál es el origen del temor al fracaso?
Nuestra sociedad comúnmente sanciona el fracaso. Los métodos de educación tradicionales generalmente se basan en algún sistema de evaluación que mide los logros de sus alumnos con una escala de puntajes o notas.
Como no todos los alumnos pueden ser sobresalientes en todas las disciplinas, tarde o temprano se tendrán que enfrentar con la triste realidad que su rendimiento en algún área es promedio o insuficiente.
Es triste porque los resultados son interpretados de esa forma. El mensaje subliminal de una mala nota es que el alumno no cumplió con las expectativas del profesor. Se empeora aún más cuando si, en respuesta al rendimiento insuficiente, se le exige al alumno estudiar el ramo con mayor profundidad para que se nivele con su curso.
(Lo que es utópico, ya que todos poseemos fortalezas y debilidades diferentes.)
El problema con éste enfoque es la frustración que provoca en el alumno. Dependiendo de la situación particular de cada niño, la experiencia de no rendir en forma satisfactoria generalmente es interpretada como un fracaso que pudo haberse evitado, tanto por los padres como por los profesores.
La respuesta natural del niño es el miedo al fracaso y, después de un tiempo, la desmotivación y la pasividad hacia su aprendizaje.
No tiene por qué ser así.
¿Cómo vencer el temor al fracaso en nuestra vida y en la de nuestros hijos?
Es simple. No hay que ver un fracaso como algo negativo.
Winston Churchill dijo: "El éxito es ir de un fracaso en otro sin perder el entusiasmo."
En el caso del niño que descubre su debilidad en algún área de su educación, la actitud correcta debería ser que los padres le ayuden al niño a identificarse con sus fortalezas. Es bueno descubrir nuestras debilidades, ya que eso nos permite no perder más tiempo en un área en el cual nunca vamos a sobresalir.
Como dice el refrán: "No trates de ser pera si eres manzana."
Dios nos dio a todos talentos y habilidades que debemos desarrollar y pulir, como si fueran diamantes en bruto. Y es nuestra responsabilidad como padres la de descubrir y nutrir estos talentos en nuestros hijos, ya que esa habilidad será su aporte a la sociedad. El niño debe identificarse con lo que es, no con lo que no es.
Así tendrá experiencias de éxito en vez de vivir un intento fracasado tras otro y no tendrá miedo al enfrentar una decisión importante en su vida en el día de mañana.
Los adultos temerosos también pueden anular el poder del temor en sus vidas al cambiar la percepción de si mismos.
Enfóquese en sus fortalezas. No mire a la izquierda ni a la derecha, tratando de copiar lo que los demás hacen. Enfóquese en lo que esta delante de sus ojos. Es el plan de Dios, exclusivo y único, para SU vida.
Desarrolle los talentos y las habilidades que su Creador le ha dado para dejar su granito de arena en éste mundo y deje de enfocarse en lo que no puede hacer, lo que no puede tener y en lo que no es.
Cuando usted comprende quien es y lo aprende a valorar, no tendrá temor al fracaso a la hora de emprender. Sabrá perfectamente cual es su lugar y tendrá la osadía de reclamarlo como suyo bajo cualquier circunstancia adversa.
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