Sí a la educación 2.0 y no a la criminalización de Tuenti y las redes sociales
Contempla la cara de felicidad de tus amigos tras una noche de fiesta. Comenta con otros usuarios la reunión de viejos alumnos a la que fuiste. Organiza un evento y mira cómo se suman más y más contactos a tu propuesta. Tuenti nació en enero de 2006 y desde entonces no ha dejado de crecer. Esta red social, destinada en principio a los universitarios, pero que también ha ganado un gran peso entre el público más joven, destacó desde el principio por su elevado grado de privacidad -sólo se puede acceder si recibes invitación , por ejemplo-, su potente buscador, gracias al cual se puede localizar de manera rápida y efectiva a cualquier usuario de la red, o el inteligente uso de la publicidad; aspectos que han logrado que Tuenti se abra hueco rápidamente en el mercado español. Tanto es así que Enrique Dans ya ha declarado que "El que no está en Tuenti está excluído".
Sin embargo, durante estos últimos meses la relativa calma con la que se ha desarrollado la vida virtual de miles de usuarios se ha vistro trastocada por el caso de Marta del Castillo. Desde su desaparición en Camas, Tuenti se convirtió en uno de los centros de atención del caso, ya que por ejemplo desde esta red se promovieron multitud de movilizaciones con el fin de encontrar a la joven desaparecida. En ese momento, se enaltecía la actitud de los usuarios de esta red social, completamente volcados con la causa, y la gran publicidad que Tuenti estaba haciendo a las acciones de la familia de Marta y sus amigos. Poco después, se demonizó a Tuenti.
De esta red se ha dicho, por ejemplo, que deja expuestos a los jóvenes frente a todo tipo de indeseables, o que no se controlan los contenidos que en ella se muestran (y no parece algo muy difícil). Pero en este caso, habría que recordar que los padres siguen teniendo la función de educar a los hijos. Esta labor no se puede dejar en manos de Internet o la televisión, y es algo que parece no entra en la cabeza de algunos. Claro, en esta situación, no resulta nada extraño que los padres descubran, cuando navegan en las redes por las que se mueven sus hijos, que en su casa viven completos desconocidos. Pero éste hecho no debería dar carta blanca a los medios para soltar toda la artillería pesada que han lanzado contra Tuenti y las redes sociales en general.
Aquí podríamos remarcar algunos casos verdaderamente absurdos de medios de comunicación que no han dudado en relacionar la muerte de Marta del Castillo con el mundo de Internet, llegando incluso a afirmar que se trata de “Un asesinato de la generación 2.0”, como leímos en Diario de Sevilla. Otros, como telecinco.es, no se cortaron ni un pelo a la hora de reproducir los mensajes que Marta y sus presuntos asesinos intercambiaron por la famosa red social antes de su asesinato, lo que ha provocado que desde Tuenti se critique a los medios de comunicación por la publicación de estos mensajes y muy probablemente emprenderá acciones legales contra los mismos ya que, indirectamente, en parte se está haciendo responsable a Tuenti con la divulgación de ciertos contenidos, lo que está llevando a una cierta criminalización de la red por parte de algunos medios.
Las redes sociales e Internet en general son parte del plan maléfico que Satanás ha desencadenado para apoderarse de nuestras almas. Y sí, esta afirmación puede parecer una estupidez, pero lo es tanto como la criminalización que se está haciendo de Internet, o los niveles extremos de morbo que se han alcanzado. En este caso, sería absurdo ponerse a destacar las virtudes de las redes sociales y las aplicaciones que brinda Internet más allá del porno y la posibilidad de contactar con asesinos -nótese la ironía-, pero sí sería bueno remarcar que en el caso de las redes sociales hay que saber usarlas; y si hablamos de niños que dan sus primeros pasos en las mismas, los padres deberían jugar un papel más activo vigilando las acciones que realizan, como no se cansa de resaltar Ícaro Moyano Díaz, responsable de comunicación de Tuenti, del mismo modo que antes se sentaban junto a nosotros mientras veíamos la televisión o jugábamos a las videoconsolas.Artículo elaborado por Álvaro López y Alberto Pastor.
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