Curiosidades de matemáticos
Pese a la apariencia de personajes serios, grises y un tanto sosos que puedan transmitir los fisicos y matematicos, tambien suelen protagonizar algunas divertidas anecdotas.
Con la era de internet, es mas facil acercarse y enontrar algunas de estas anecdotas que tienen por protagonistas a los mas importantes y destacados matematicos de la historia.
Para ninguna de estas historias divertidas hara falta el uso del ordenador, movil, calculadora ni nada parecido, solo un poco de imaginacion y chispa, para que luego digan que los matematicos son gente aburrida.
La primera de todas la protagoniza el gran Einstein, que tras estudiar la formulación matemática que Minkowsky había realizado de su teoría de la Relatividad, comentó que en el momento en que los matemáticos habían dado cuenta de su teoría, él mismo había dejado de entenderla.
Otra anecdota protagonizada en este caso por David Hilbert, y para la que como en la anterior tampoco hace falta el uso de ni tan siquiera de lapiz y papel para hacer cuentas, cuenta (sic) que un día Hilbert se dio cuenta de que uno de sus alumnos había dejado de ir a sus clases, al preguntar a sus compañeros por el, le dijeron que había dejado las metematicas para ser poeta, a lo que respondió: “No tenia suficiente imaginación para ser matemático”.
Se cuenta que Carl Friedrich Gauss en cierta ocasión encontrandose con su padre, de oficio albañil, mientras este, estaba confeccionando la nómina general de sus empleados, cuando Friedrich, que entonces tenía 3 años, le interrumpió diciéndole: «Papá, la cuenta está mal...». Al volver a sumar la larga lista de números se comprobó que la suma correcta era la indicada por el niño. Nadie le había enseñado nada de aritmética.
La ultima de las anecdotas versa sobre el matematico, filosofo y escritor ingles Beltrand Russel, dice que este, Beltrand Russel se encontraba especulando sobre enunciados condicionales del tipo :
“Si llueve las calles están mojadas”
y afirmaba que de un enunciado falso se puede deducir cualquier cosa.
Alguien que le escuchaba le interrumpió con la siguiente pregunta :
“Quiere usted decir que si 2 + 2 = 5 entonces usted es el Papa”. Russel contestó afirmativamente y procedió a demostrarlo de la siguiente manera :
“Si suponemos que 2 + 2 = 5, entonces estará de acuerdo que si restamos 2 de cada lado obtenemos 2 = 3. Invirtiendo la igualdad y restando 1 de cada lado, da 2 = 1. Como el Papa y yo somos dos personas y 2 = 1 entonces el Papa y yo somos uno, luego yo soy el Papa”.
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