El Folclore en la sociedad -Segunda parte
En Europa y Estados Unidos estas sociedades se encargan de fomentar la recopilación y la clasificación del material folclórico. Entre este tipo de sociedades de investigación que han ayudado a convertir el estudio del folclore en una herramienta valiosa para la investigación antropológica, etnológica y psicológica, así como en un campo de investigación en sí mismo, se encuentran la English Folklore Society, creada en 1878; la Société Française des Traditions Populaires, que en 1886 comenzó a publicar en Francia la Revue des Traditions Populaires y la American Folklore Society, fundada en 1888.
Otras organizaciones internacionales importantes son la Folklore Fellows, fundada en 1907 en Helsinki, que en sus Folklore Fellows Communications ha publicado unos 200 artículos con más de 40 índices, y la International Society for Folk Narrative Research, fundada en 1959 en Turku. En España los estudios sobre folclore español se realizan en el Instituto del Folclore y Tradiciones Populares que depende del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y en el Museo del Pueblo español de Madrid. Dentro del folclore regional hay que destacar el trabajo del antropólogo Caro Baroja.
En América Latina el término folclore se empezó a utilizar en la década de 1870. Lo empleó el investigador Francisco García Icazbalceta en México, en un discurso titulado Provincialismos mexicanos, en 1885, pero también Eduardo de la Barra, en 1894 en Chile, donde proyectó fundar lo que llamó Folclore Chileno. En 1895 el intelectual Arístides Rojas, en Venezuela, publicó Contribuciones al folclore venezolano. El tema adquirió mayor relieve en 1906, cuando el especialista Nicolás León incluyó una lección sobre folclore en sus cursos de etnología impartidos en el Museo Nacional en México.
Fue en 1909, en Chile, cuando se creó la primera sociedad folclórica del país. En México, apareció una sociedad en 1914. El interés por el folclore ha pasado por distintas etapas y ha ido adquiriendo una importancia creciente con el paso de los años. Coincidiendo con la década de 1930 se produjo una multiplicidad de iniciativas y propuestas: en México, el folclorista Rubén Campos publicó varias obras, entre ellas El folclore y la música mexicana y El folclore literario de México, a las que siguieron la importante El folclore en México de la estudiosa María Luisa de la Torre. La revista Ethnos dirigida por el sociólogo Pablo González Casanova ha sido una gran impulsora de los temas folclóricos y promocionó estudios e investigaciones.
En 1938 aparecieron nuevas sociedades folclóricas en Argentina, Colombia y México, y en años posteriores aparecieron el Instituto de Investigaciones Folclóricas en Chile, el Instituto Nacional de la Tradición Argentina en Buenos Aires y el Servicio de Investigaciones Folclóricas Nacionales en Venezuela.
A partir de 1960, el desarrollo del folclore, las investigaciones, los estudios y las instituciones, en todos los países de América Latina, ha sido muy positivo y está recogiendo los resultados de muchos años de trabajo y varias generaciones de investigadores y estudiosos.
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