“Pagué la campaña con dinero de mi bolsillo y con el que me dejó prestado mi hermano”
“Me enfrentaba en esas elecciones municipales al PSOE más tosco, más desagradable, con un estilo bronco que había funcionado durante 30 años”
En enero de 2011, Juan Soler-Espiauba aceptó el que era el reto más complicado de su carrera política: acabar con 32 años de gobierno socialista en uno de los principales municipios del sur de Madrid, Getafe. Su rival, Pedro Castro. Alcalde de la localidad durante más de 28 años y presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias. Pero lo que parecía imposible se hizo realidad y, con la ayuda de UPyD, se alzó a la alcaldía de Getafe. Cuando se cumple un año de su toma de posesión, Juan Soler ofreció en la Escuela de Negocios IDE-CESEM, dentro del programa del Master en Marketing Político y Comunicación Estratégica, un amplio esbozo de la táctica que le llevó a la victoria en las municipales de 2011.
“Cuando Esperanza Aguirre me dijo que necesitaba candidatos para las alcaldías más difíciles de conquistar en Madrid, es decir, Getafe, Fuenlabrada, Parla y Rivas-Vaciamadrid, sentí que yo acabaría siendo el que se enfrentase a Pedro Castro en la primera de ellas. Era el sitio más difícil, pero también el más divertido porque contaba con un regidor que se había hecho famoso por decir que ‘todavía hay tontos de los coj… que votan a la derecha’. Me enfrentaba al PSOE más tosco, más desagradable, con un estilo bronco que había funcionado allí durante 30 años. Y en una ciudad que llegó a ser conocida como ‘la pequeña Rusia’, un lugar donde en las primeras elecciones democráticas el PSOE y el PCE sacaron 10 concejales cada uno, 3 la ORT –Organización Revolucionaria de Trabajadores- y 4 UCD. Alianza Popular ninguno”.
Para empezar, no vivía en Getafe (así que ni siquiera podía votarse a sí mismo): “El PSOE vendió la idea de que era un pijo de fuera. No quise disimular que no estaba empadronado allí porque pensé que si lo hacía iba a sonar a mentira, y eso me perjudicaría aún más. Expliqué que había llegado a Madrid con 15 años porque a mi padre lo trasladan en su trabajo desde Santander. Además, la mayoría de los getafenses son emigrantes de otras partes de España o hijos de esos emigrantes. Pedro Castro vino con 22 años a trabajar, pero es de Tomelloso”.
Se le atacó acusándolo de “elitista porque he estudiado tres carreras y me gusta mucho la cultura. Pero no valoraron que en una ciudad que tiene universidad desde hace 20 años hay ya muchas personas que aprecian más a gente con formación que a aquellos que vienen del sindicato y no tienen más allá de la EGB. Y algunos, ni eso. Creo que de los nueve concejales del PSOE, sólo dos tienen titulación superior. No se dieron cuenta de que el Getafe de 2011 no era el de 1979”.
Incluso tuvo que gestionar problemas internos de su partido: “La situación en el PP de Getafe era un poco espesa, ya que había gente que llevaba mucho tiempo, un ex candidato que se había presentado tres veces y no había ganado nunca, otro que no había sido candidato pero lo había pretendido… Creo que una de mis virtudes es saber cómo dialogar con personas del partido que han sufrido alguna decepción. En menos de una semana ya lo tenía controlado”.
El asunto de las encuestas tampoco era halagüeño: “Al inicio, los datos apuntaban a que lograríamos 10 concejales, cuando la mayoría absoluta está en 14. Aunque pensábamos que la ola en contra de la gestión de Zapatero podía darnos un empujón. Otro problema es que había muy poca gente en la ciudad que me conocía. Según los datos que maneje, entre un 8% y un 10%. Y sólo tenía tres meses y 19 días para que me conociera el 100%”.
Juan Soler se puso entonces a trabajar: “Lo primero que hice, para darme a conocer, es poner mi cara ocupando toda la parte trasera de los autobuses urbanos de Getafe; luego mandé un programa electoral con diez puntos con mi cara como portada; y desde las 8 de la mañana a las 12 de la noche no dejaba de patearme la calles. Un amigo me elaboró el perfil que debía implementar en la campaña y que consistía en ser muy firme en los principios y muy acusador en cuatro asuntos: higiene democrática, transparencia, gestión basada en el no despilfarro y cambio necesario después de 32 años. Todo con escaso dinero: “El partido regional me ayudó un poco, pero la mayor parte del dinero salió de mi bolsillo y del de mi hermano”.
La gran novedad de su campaña fue el uso de las redes sociales: “Tenía a tres personas que me acompañaban a todos sitios y que me hacían fotografías para colgarlas de manera inmediata en Internet. Tal fue el éxito que otros candidatos del PP en esas municipales copiaron la idea”. Llegó el final de la campaña: “Cuando se acercaba el día de las votaciones empecé a intuir que tenía posibilidades por dos situaciones. Para romper la hegemonía de la izquierda necesitaba 14 concejales, y las encuestas ya me daban entre 12 y 13. Lo bueno, además, es que UPyD podía entrar en el Ayuntamiento con entre uno y dos. Además, el alcalde, Pedro Castro, convocó tres juntas de gobierno extraordinarias para aprobar asuntos con urgencia”. Y los resultados electorales: “El PP logró 12 concejales. Así que necesitaba un aliado de gobierno. Y ese fue UPyD, que había logrado 2 concejales. Logramos romper una hegemonía socialista en la localidad que había durado 32 años”.
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