El color y la decoración. Contraste, armonía y consejos

El color y la decoración: armonía.

Ac adémica y genéricamente,  todas las combinaciones en las que se emplean modulaciones de diferentes matices o de un mismo matiz, son armónicas. Siempre mantienen relación con los colores elegidos, es decir, una proporción conveniente y lógica correspondencia entre los diversos tonos y colores. Como armonía se entiende en decoración si se emplean colores anejos el círculo cromático, colores que derivan de una misma gama.

Armonías por analogía. Los elementos que integran la combinación devienen de una misma gama cromática.

Comencemos desde un principio elemental: cada color tiene un espectro de intensidad y tonalidades cuyo número de gradaciones son inclasificables. El mejor modo de apreciar el impacto del color es visionarlo en entornos naturales. De este modo, podemos contemplar cómo incide en el medio ambiente. Hay varios aspectos a tener en cuenta en cuanto al empleo de los colores en los ambientes de nuestros hogares. El primero resulta de si pretendemos formar y/o ofrecer una óptica monocroma y plana de nuestra casa.

Si así fuera, sería una elección sencilla, pero actualmente nadie opta por imprimar todo un espacio y los elementos que lo componen de una misma tonalidad. En consecuencia, la determinación que tenemos que tomar debe centrarse en una de estas dos soluciones: armonizar o contrastar. Comencemos por la armonía. Armonía supone e implica coordinar en lugar de contraponer lo que deriva de una paleta de color. La armonía en el color se emplea, especialmente, para que cada color pueda tener su autonomía y pueda identificarse nítidamente como protagonista de un espacio. En disciplinas como el  interiorismo, la armonía, tanto en las formas como en el color, es esencial, dado que lo que se intenta crear es un todo compuesto por diversas partes, por lo que el principio elemental a emplear es la coherencia en la distribución y coloración del hogar.

Muchas teorías establecen objeciones y matices a los criterios sobre los que basamos la armonía y el contraste. Para hacerlo más sencillo debemos remitirnos a la teoría tradicional del color, que se nutre de unos criterios estandarizados y se nutre de conexiones por aproximación y tiende a evitar disociaciones. Es evidente que resulta una teoría incompleta, ya que hay que agregar que cada uno posee una visión de los colores personal, pero podemos tomarla como apropiada, ya que responde a un estándar que, como podremos ver en lo sucesivo, puede tomar diversificaciones hasta lo infinito.

En decoración,  en todas las combinaciones cromáticas, ya sea por complementariedad o analogía, se observan tres categorías de color: el color dominante, que será el que cubra más extensión en la habitación. Sirve para otorgar protagonismo al resto de tonalidades que complementan o completan la obra decorativa. Suele ocupar entre un 60% y un 80% de la habitación. El color tónico, que debemos categorizarlo como el segundo en protagonismo. Su importancia se traduce entre un 25% y un 35% del espacio. Éste suele ser el más vivo o poderoso y nos sirve para introducir atrevimiento y originalidad a nuestro espacio. El color de mediación actúa como, digamos, color conciliador, y debe estar en relación con los dos colores que ostentan más protagonismo. Puede ostentar entre un 5 y un 10% del total de la estancia. Aquí es donde entra en juego la teoría del color, ya que en la práctica, actúa como conciliador y como inductor de sensaciones y estética, es decir, transmite y pone en contacto lo que deseamos transmitir con la elección de los colores. Un consejo: escoged un color que esté próximo al tónico en el círculo cromático.  Las cortinas y tapizados, y en general, toda la decoración textil, al igual que las alfombras suelen ser colores tónicos, dada la gran evolución en diseño, color y creatividad que los fabricantes aportan.

En decoración de interiores, de forma genérica, el color más oscuro suele ir en las partes bajas de la estancia o, directamente en el suelo, el color intermedio, en los frentes de pared, y los colores más llamativos, en alto o en elevación, para, que de este modo, resalte más la decoración de la estancia, ya que es lo que nos llega en primer lugar a la vista. Hay que centrarse en el color de toda la estancia, no solamente en la pintura, parqué o alicatado, también debemos tomar en consideración el color de los textiles, ornamentos y complementos decorativos que vayan a emplearse en la estancia. Ejemplo: las plantas y las flores suscitan naturalidad en nuestra decoración, alivian tensiones, instauran buen ánimo y pueden introducir un matiz muy interesante en cuanto al color. Las flores pueden introducir una bella armonía en ambientes luminosos, ya que apoya a que se convierta en acogedor; cualquier otro arreglo de flores y plantas aportarán una bonita combinación de tonos diversos y verdes, que introducirán en nuestra decoración sosiego y calma, etc. Textiles, jarrones, plaids, accesorios de cristal  y/o cerámica, flores, alfombras, puffs... todos estos elementos se convierten en cruciales para que tu decoración sea exitosa, y, como estamos viendo, la elección de su color no es un asunto trivial. Y es que la elección de las formas, así como de los colores del hogar, se convertirá en un fascinante viaje de introspección, revelación, exploración y autoafirmación personal. ¡Eso sí! Si lo hacéis en pareja, buscad un consenso ¡¡y no discutáis mucho!!

El color y la decoración: el contraste.

El contraste de los colores se convierte en un aliado poderoso a la hora de afrontar una decoración. Convierte espacios planos en ambientes con mucha personalidad y carácter. Podríamos decir que sirve para aumentar e intensificar las sensaciones, sentimientos y expresiones que pretendemos ofrecer con la decoración de nuestro hogar. Desde una óptica puramente visual, aproxima la comunicación entre el ambiente natural, la mano del hombre o mujer a través de la decoración y el residente o visitante. Es necesario recordar que cada color ejerce sobre la psicología humana un acción que deriva en tres coordenadas emocionales: seduce por su percepción (sentido visual) en cuanto a que el color penetra poderosamente en nuestro subconsciente y provoca emociones y reacciones. Adquiere el estatus de símbolo, ya que comunica ideas y puede inculcar sensaciones, a veces, difíciles de expresar. Se convierte en transmisor de significados, ya que puede comunicar ideas o emociones.

 El color y la decoración. Clases de contraste. El círculo cromático y opciones de contraste.

Contraste equidistante. Si tomamos como base el círculo cromático o rueda del color, desde cualquier color, podemos encontrar otros dos que equidisten de la primera referencia. Puedes emplear el trío resultante de colores que se complementan o solamente dos de ellos.

Contraste opuesto. El color se contrapone 180° entre uno y otro. Estas gradaciones de color se refuerzan mutuamente, de modo que el  color elegido parece más vibrante e intenso cuando se encuentra asociado a ese color complementario opuesto. 

Otras opciones. Varios colores colores equidistan tanto del centro del círculo como entre ellos mismos. Por ejemplo: formando ángulos  120° uno del otro. Otras opciones algo más complicadas pero quizá efectivas (cuestión de hacer pruebas y ejercer la imaginación) pueden ser grupos de cuatro o de cinco colores, siempre equidistantes entre ellos.

Los diversos estudios sobre la actuación e interacción del color versan sobre todo sobre el contraste y la tonalidad, lo que termina por influir en la percepción del color. Como ejemplo: cualquier color oscuro (negro, azul marino, verde billar, etc.) sobre un fondo blanco o pálido parecerá mucho más oscuro de lo que en realidad es. Al contrario también ocurre. Este es el verdadero alcance y poder que tiene la contraposición y contraste de los colores. Actualmente está muy de moda, ya que se imponen las tendencias en decoración minimalista (que parece está saliendo del clásico duotono), ambientes chic y vanguardistas. No resulta sencillo contrastar según qué colores, pero cuando se consigue con éxito, partiendo de la sutileza, y con equilibrio la impresión es sorprendente, ya que la estancia recibe un fuerte toque personal, que será único y tendrá carácter propio.

Hay que tomar en consideración que el impacto de una decoración, tanto visual como psicológico, se supedita, no tanto al color, como a la intensidad de éstos. Si decoramos un ambiente con colores muy vivos e intensos, tendemos a empequeñecer visualmente la estancia. No obstante, psicológicamente tendrá un impacto más acogedor. Si contrastamos los colores, incorporamos texturas y formas que superen la delimitación del mobiliario, se produce un impacto visual poderoso. Esto último no es baladí. Al contrario confiere más interés y gran emotividad al conjunto. Es aquí donde el empleo de la decoración textil entra en juego. Podemos introducir esos matices a través de las tapicerías, cojines, cortinas, incluso complementos, ya que ofrecerá una combinación en cuanto a líneas con el mobiliario y con los complementos empleados. Tengamos en cuenta estas nociones sobre el color, ya que formas claras sobre fondos oscuros provocan ópticas invasivas. Sin embargo formas con colores vivos sobre fondos más claros (que también pueden ser estampados) predominan y parece que encogen la habitación.

Estos pequeños detalles a la hora de elegir los colores, serán determinantes para el éxito de tu decoración. Tengamos en cuenta que los colores cálidos son más acogedores y ofrecen sensación recogimiento, aunque puedan ser estresantes o resultar excitantes. Sin embargo, los tonos frescos, aportan calma, quietud y relajación, pero tienen menos protagonismo aunque parezcan "agrandar" las estancias. En este sentido recomendamos que los colores cálidos en su gradación más viva, sean más empleados para detalles y formas, es decir, sean colores de mediación, para convertirse en protagonistas a corta distancia. En este sentido, los colores fríos son más apropiados para estancias grandes. Si generamos un contraste muy acentuado entre pintura, cortinas y elementos de mediación, lograremos un aspecto visual muy chic y moderno. Si lo hacemos con colores cálidos obtendremos una óptica juvenil y dinámica. Si el contraste conseguido es más armonioso y no muy acentuado, es decir, conseguimos transmitir liviandad, nuestra decoración aportará relajación y energía, lo que se considera muy apropiado para entornos que pensamos como más urbanos. El color tiene estas peculiaridades...