Religiones naturales, voluntarias y fundadas
El origen de las religiones -y su estudio-, es uno de los mayores milagros de la humanidad, como lo diría el mismo poeta francés Baudelaire en Cohetes, porque permite observar al hombre desde una perspectiva antropológica que devela mucho de su esencia, estudiada hasta el hartazgo por la filosofía, pero, con la teología se accede a partir de un gesto crítico. El arquetipo de la creencia religiosa en sus distintas formas de surgimiento, manifiesta una imagen del hombre para conocer los fundamentos de la piedad. Según la tipología estudiada de las religiones, existen tres formas principales de expresión comunitaria de la religión: 1) Natural; 2) voluntaria; y, 3) fundada. Estos conceptos a menudo se superponen y, no están muy separados unos de otros; veamos cada uno de ellos con cuidado.
En primer lugar, las religiones naturales se originan en la Naturaleza; se establecen y adhieren en el hombre, a través de tradiciones ancestrales, transmitidas de generación en generación, principalmente por comunicación oral, sin que se conozca un fundador, ya que su origen es inmemorial, o, por lo menos, lo suficientemente antiguo. Todo individuo que pertenezca a una religión, en específico, por nacimiento, se considera como miembro de una religión natural; por lo tanto, las religiones naturales se mezclan en todas las dimensiones de la vida, unificando y guiando a los creyentes en el transcurso de sus días en esta vida terrenal. Esto, es lo que se ha conocido como panteísmo, que consiste, básicamente, en la doctrina donde dios, el universo y la naturaleza son equivalentes entre sí y, la realidad es inmanente a lo divino. Panteísmo, proviene de las palabras “pan” que quiere decir “todo” y “Théos”, que significa dios; el monte Fuji, por ejemplo, es considerado como un dios para los creyentes de la tradición japonesa sintoísta, de la misma manera, Yemayá es la diosa del mar, en la religión africana yoruba.
En segundo lugar, las religiones voluntarias, reclutan nuevos miembros a través de un proceso de conversión, cada individuo, tiene derecho a decidir ser miembro -o no- y, comprometerse con determinada práctica religiosa. Las religiones voluntarias se subdividen en cuatro grupos más pequeños: a) Tipo iglesia, grupo religioso complejo y organizado con fuertes afiliaciones nacionalistas, un ejemplo claro de esto, es la Iglesia católica; b) tipo secta, grupo religioso pequeño y mal organizado, que protesta contra la impureza de la Iglesia y las sociedades mundanas, por ejemplo, los testigos de Jehová); c) tipo denominación, se podría decir, que es un ‘punto medio’ entre el tipo iglesia y el tipo de secta; por ejemplo, la Iglesia Luterana; y, por último, d) tipo de culto, grupo religioso que opera dentro de las áreas urbanas y, agrega nuevas terminologías haciendo énfasis en la salvación del individuo, por ejemplo, Movimientos de Nueva Religión.
En tercer lugar, las religiones fundadas, giran en torno, como su nombre lo indica, a un fundador o líder de gran carisma, quien, elabora las enseñanzas a partir de su propia experiencia en torno a lo sagrado, estableciendo ciertas estrategias de “rutinización del carisma”, con el objetivo de establecer grupos religiosos y discípulos que promuevan socialicen sus enseñanzas a lo largo de tiempo, el ejemplo más popular, es el de Jesús, quien, durante la Última Cena, ordenó a sus doce apóstoles que compartieran sus enseñanzas en todo el mundo.
En resumen, las religiones naturales suelen ser animistas y, no permiten a sus miembros elegir un camino, son impuestas al nacer; las religiones voluntarias consideran el libre albedrío de los individuos y, los organizan en instituciones religiosas, sin embargo, no dependen de un representante y/o fundador, como en el caso de las religiones fundadas, cuyo líder elabora un camino que tienen que seguir los creyentes, además de respaldar y difundir dicha práctica. Analizar estos tres tipos de religiones, nos brinda herramientas para comprender aún más, la naturaleza de la religión en cada de una de sus variantes, ahondar en las dimensiones antropológicas de la piedad, sus imaginarios y modos históricos del comportamiento de la humanidad, a lo largo de la historia.

Raúl Quintana Selleras





































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