La contribución positiva de los migrantes en el ámbito empresarial.
En un correo electrónico para este reportaje, Adel Albaghdadi y Razan Damlakhi, quienes antes eran refugiados de Siria y ahora residen en Países Bajos, aconsejan seguir el corazón, ignorar las opiniones negativas y establecer metas. Ellos fundaron WeOrganization, una iniciativa para abordar la xenofobia y promover la inclusión social. En 3 años, han organizado 55 charlas y 20 talleres de formación, ayudando a más de 2.300 personas. Demostrando que son más que un número o una etiqueta.
El trabajo de Albaghdadi y Damlakhi es solo un ejemplo de entre un millón de que las personas que hay detrás de la etiqueta de migrante o refugiado aportan, y mucho. Lo reflejan los números cada vez que alguna organización o experto en la materia aborda el asunto e investiga. En Estados Unidos, para empezar. Un análisis realizado en 2011 de las 500 empresas más potentes del país de las oportunidades encontró que el 40% de ellas habían sido fundadas por inmigrantes o por sus hijos. Unos años después, en 2016, dos miembros de la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard concluyeron en otro estudio que los inmigrantes en Estados Unidos no solo arrancan más negocios que los empresarios nativos, sino que sus empresas también tienen más probabilidades de alcanzar el éxito y de sobrevivir más tiempo.
El sudafricano Elon Musk fundó Tesla; el ruso Sergey Brin creó Google, el brasileño Mike Krieger inventó Instagram y el ucraniano Jan Koum hizo lo propio con Whatsapp. Todos ellos emprendieron y lograron negocios millonarios. Pero cuando se habla de inmigrantes, no se les relaciona con el éxito. "Las narrativas actuales los coloca como agentes pasivos que necesitan ayuda o compasión, en lugar de ser agentes de cambio activos, ansiosos y capaces de contribuir", opinan Kenny Clewett y Lisa Hehenberger en el prefacio del estudio Humanos en el centro: Cómo los emprendedores sociales con antecedentes migrantes marcan la diferencia, de la investigadora Asma Naimi. Son, respectivamente, directores de Ashoka Hello Center y del Instituto de emprendimiento de la escuela de negocios Esade. Ambas entidades vieron necesario eliminar ese estigma y demostrar que la población migrante está en una posición única para desarrollar soluciones que se adapten a las necesidades de sus comunidades en particular, y al desarrollo de países y regiones en general.
Kwiri Yang comparte en una entrevista que puedes permitir que una mala experiencia te defina o puedes superarla y ayudar a otros en situaciones similares. Como Albaghdadi, Damlakhi y Yang, quienes aparecen en el estudio de Asma Naimi, ella nació en Corea del Sur, emigró a Vanuatu y luego a Estados Unidos. A los 16 años, fundó su primera empresa multimillonaria y ayudó a más de 2.000 migrantes con pequeños negocios en California. En total, ha creado y vendido cuatro empresas, siempre encontrando oportunidades para hacer dinero y apoyar a otros migrantes.
En una entrevista por correo electrónico, Kwiri Yang comparte su opinión de que puedes permitir que una mala experiencia te defina o puedes superarla y ayudar a otros en situaciones similares. Yang, al igual que Albaghdadi y Damlakhi, aparece en el estudio de Asma Naimi. Nació en Corea del Sur, emigró a Vanuatu y luego a Estados Unidos. A los 16 años, fundó su primera empresa multimillonaria y ayudó a más de 2.000 migrantes con pequeños negocios en California. En total, ha creado y vendido cuatro empresas, siempre encontrando oportunidades para hacer dinero y apoyar a otros migrantes.
Por lo general, los migrantes enfrentan dificultades únicas al llegar a sus países de destino. Tienen que comenzar de cero en un entorno desconocido, con recursos financieros limitados y en un ambiente cultural e idiomático diferente. Aytakin (Ika) Aliyeva, fundadora de Femigrants, recuerda cómo ella y su esposo llegaron a Estados Unidos con solo 300 dólares en el bolsillo, a pesar de su educación superior, y tuvieron que buscar empleos en restaurantes para pagar el alquiler y otros gastos. Sin embargo, ahora su empresa ayuda a más de seis mil mujeres migrantes a alcanzar su máximo potencial y avanzar en sus carreras y negocios a través de la educación.
Con frecuencia, la población migrante se enfrenta a actitudes racistas y discriminatorias, y es común que el discurso que se utiliza para referirse a ellos los coloque en una posición de dependencia, los victimice, los subestime o incluso los criminalice. Los medios de comunicación también suelen contribuir a reforzar esta visión negativa. "Las diferencias pueden llevarnos a designar ciertos grupos como 'los otros', como menos humanos", afirman los sirios Albaghdadi y Damlakhi.
Se puede observar también racismo en las instituciones, donde a menudo la toma de decisiones y políticas relacionadas con los migrantes se centran en la perspectiva del país receptor, excluyendo a los propios migrantes de este proceso. Esto es problemático, ya que muchos aspectos necesarios para comprender la situación del colectivo pueden ser obviados. "Los programas de lucha contra la exclusión social basados en el asistencialismo (ayuda continua que crea dependencia) son perjudiciales ya que crean una situación de resignación y un sentimiento de incapacidad", según Abdoulaye Fall, experto senegalés en migraciones y fundador de Winkomun, una cooperativa que lucha contra la exclusión social creando y apoyando comunidades autofinanciadas, presente en ocho países.
Liza Rivera, quien es descendiente de inmigrantes y dirige Sbcc Thrive LA, una organización que ha empoderado a personas de bajos recursos en Los Ángeles durante 47 años, creó iniciativas económicas innovadoras en 2018. La falta de conocimiento de las instituciones sobre la realidad de los migrantes la impulsó a desarrollar habilidades en personas de bajos ingresos en este grupo. "Aunque los programas sociales son necesarios, a menudo están basados en conceptos erróneos", explica. Por lo tanto, decidió revertir la asistencia pública para reducir la pobreza. "Vemos a los pobres como personas con experiencia que crearán redes sociales y trabajarán juntos para contribuir a la economía local", afirma Rivera. Esta empresaria identifica a personas, principalmente mujeres, con habilidades en artesanía, cocina, etc., y les proporciona un capital inicial, capacitación, construcción de redes sociales y comerciales... Y así, nacen negocios, o más bien 18, todos reunidos en el colectivo Younique.
Se puede encontrar un valor añadido en la población migrante que surge de la adversidad que han enfrentado. Entre estos valores se incluyen la perseverancia y la capacidad de adaptación, así como una comprensión más profunda de los temas migratorios. Además, los migrantes tienen facilidad para construir puentes con sus comunidades y elevar su estatus al desafiar las ideas preconcebidas y influir positivamente en las percepciones hacia ellos.
Una encuesta realizada por la Escuela de Negocios de Harvard a más de 1.700 compañías en ocho países encontró que la diversidad y la innovación están estrechamente relacionadas, y que aquellas empresas con una fuerza laboral diversa en términos de origen obtuvieron mejores resultados financieros. Abdoulaye Fall, emprendedor en España, cree que es esencial que las empresas consideren la visión y el compromiso de los migrantes para aportar soluciones a los problemas específicos de este colectivo.
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