Evolución histórica y social de la enfermería
Evolución histórica de la enfermería.
Desde siempre existe la enfermedad y desde siempre han habido personas encargadas de cuidar a los enfermos, función que ejercían las mujeres quienes aplicaban hierbas o remedios, conocimientos que se habían transmitido de madres a hijas. El número de persones dedicadas a dar atención a los enfermos se incrementó con la llegada del cristianismo y la construcción de hospitales, pero la formación de las personas dedicadas al cuidado de enfermos –lo que hoy día es la profesión de enfermería- era prácticamente nula, y los se limitaban a la alimentación y técnicas muy rudimentarias.
Para comprender la realidad actual, sigue siendo necesaria una revisión de la evolución de la profesión a lo largo de los siglos, porque la enfermería es una profesión antigua y joven a la vez. Antigua porqué en la lucha por la supervivencia del hombre siempre ha habido una persona -habitualmente la mujer- que ha cuidado a los niños, enfermos, heridos; pero también es una profesión joven porqué hasta el siglo XIX de nuestra era, no se dispuso de una formación específica para este colectivo profesional, hoy conocido como enfermeras/os.
El presente no es sólo una realidad independiente, sino una consecuencia del pasado y el conocimiento de las raíces ayudarán a comprender la realidad actual de la enfermería. Los pilares de esta primera parte descansan sobre varios puntos. El primero consiste en la descripción de los acontecimientos y personajes, sobre los cuales se ha basado el progreso de la profesión a través de los siglos. Sobre contenidos éticos y morales, leyes y creencias, sin olvidar el propio contexto sociocultural que en definitiva lo engloba en un todo.
A nivel de hipótesis se supone que debido a la división del trabajo, la mujer tuvo un papel destacado en la práctica de las curas durante la prehistoria, un papel que tiene el objetivo de "asegurar el mantenimiento y la continuidad de la vida". La mujer se convierte en cuidadora de los niños o enfermos, tomando el concepto de cuidar en el amplio sentido: alimentar, proteger del frío y calor, movilización..., es decir que “cuidar, velar representa una serie de actos para asegurar la satisfacción de una serie de necesidades indispensables para la vida, con el objetivo de hacer retroceder a la muerte," En la edad antigua, se consiguió el progreso y mejoría de las condiciones de vida para los seres humanos. En la orientación terapéutica se dieron dos líneas de conducta principales que se repiten en todas las culturas. El empirismo que se traducía en tratamientos quirúrgicos, fármacos, recursos dietéticos, masajes y baños; la magia, representada por encantamientos, exorcismos, ofrendas a dioses, plegarias y sacrificios.
En la edad mediana los monasterios se convirtieron en centros de cultura y de asistencia a los enfermos. En cada uno de ellos existía un hospital con salas de hombres a cargo de hombres y sala de mujeres con cargo a mujeres. En el renacimiento y concretamente a partir del s. XVI se empezó a sentir una preocupación para organizar las curas destinadas a los partes y se editaron los primeros manuales dirigidos a mujeres (comadronas y parteras) que ejercían esta actividad.
Pero no será hasta la llegada de Florence Nightingale (S . XIX), quien definió qué es y qué no es la enfermería, e insistió que la formación de las enfermeras era fundamental para ofrecer una buena atención al paciente, e impulsó la creación de las primeras escuelas en Inglaterra. A partir de ese momento surgiría poco a poco el desarrollo de los estudios de enfermería en Europa, pasando por diferentes etapas hasta la situación actual que hoy conocemos.
Contexto social hacia la enfermería.
La formación en enfermería, como en otras muchas disciplinas, se ha ido adaptando a los cambios acontecidos en el contexto de las ciencias de la Salud. La integración en 1977 de los estudios de Enfermería en la Universidad supuso un punto de inflexión en la transición de la disciplina enfermera desde una etapa más técnica a una carrera profesional. Es en este momento cuando surge un nuevo concepto de salud y su relación con la calidad de vida de las personas, el que quedaría reflejado en una orientación más integral de las curas de enfermería. A lo largo de la década de los años 80 la enfermería empieza a consolidarse como una disciplina dentro del mundo sanitario y las diferentes corrientes profesionales trabajan en el desarrollo de un cuerpo de conocimientos propio, que proporcione un nuevo marco de definición de la responsabilidad de las enfermeras y enfermeros en la atención a la salud de la población. A partir de estos años, la formación enfermera, que hasta este momento había estado eminentemente práctica, da un giro substancial en su diseño curricular planteando un peso equivalente en la distribución de teoría y práctica clínica. Así pues, los diplomados en enfermería deben capacitarse para prestar curas integrales a las personas, en cualquier situación de salud y utilizando una metodología propia. Aun así, deben ser competentes para desarrollar actividades de gestión, docencia e investigación en la propia disciplina.
Por otra parte, el importante desarrollo tecnológico y científico que se produce en estos años da como resultado una mayor complejidad de la atención a la salud de las personas y los grupos y se hace necesario contar con profesionales cada vez más y mejor cualificados. Se empieza a poner en marcha programes de especialización en diferentes áreas de la salud. Este evolución mujer paso a un cambio en las áreas de formación y las unidades docentes de especialidades en enfermería, como la Obstétrico-Ginecológica, Salud Mental, Pediátrica, Geriátrica, Comunitaria y de Curas Especiales. De esta forma, el Consejo Internacional de Enfermería considera que la enfermera de curas generales, está capacitada para: Trabajar en el ámbito general del ejercicio de la enfermería, incluyente promoción de la salud, la prevención de las enfermedades, y las curas integrales a las personas enfermas o incapacitadas, de todas las edades y en todas las situaciones, instituciones de salud y sociosanitàries y otros contextos comunitarios. Realizar educación sanitaria. Participar plenamente como miembro integrando del equipo de salud. Supervisar y formar a los propios profesionales y al personal auxiliar y sanitario e iniciar, desarrollar y participar en programas y proyectos de investigación.
En definitiva, los enfermeros y enfermeras deben ser expertos a proporcionar curas para satisfacer las necesidades de salud de las personas, las familias y los grupos sociales en las diferentes etapas del ciclo vital y en situaciones derivadas de problemas de salud, identificando sus capacidades y estableciendo métodos de ayuda para compensar sus limitaciones, guiarlos, apoyarlos, enseñarlos y promover un entorno favorable a su desarrollo. En la sociedad actual y con el fin de dar respuesta a la complejidad actual de los servicios de salud que cada vez más requieren de las enfermeros y enfermeras que sean competentes para manejar informaciones complejas, utilizar las nuevas tecnologías, evaluar las intervenciones de cura y ayudar a los pacientes en las diferentes situaciones de salud de manera global.
Gemma Llauradó
Gemma Llauradó Sanz
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