No lo leas

Cuento chino, lee y me darás la razón, ya verás…

Si hay algo cierto para un fumador es el hecho de que a medida que pasan los años la preocupación por las consecuencias en la salud que provoca este hábito va en aumento; sin embargo, la decisión para abandonarlo no es algo sencillo como algunos piensan. Toda una vida en muchos casos “atados” al cigarrillo y sus placeres hace que se convierta en una tortura el solo hecho de plantearse dejar al “amigo” que nos ha acompañado en los mejores y peores momentos. Eso por no hablar de los “indispensables”: el de la mañana al despertarnos, y los de las comidas; sólo el imaginar no poder tenerlos perturba de manera notable a un fumador.

Pero, con los años, uno comienza a manifestar síntomas provocados por este “amigo” y no son nada alentadores, con lo cual el pensamiento “debo dejarlo”  cada vez coge más fuerza. Y al momento de decidirlo es cuando comienzan los problemas: en un intento drástico y sin ningún tipo de ayuda fracasa el 98 % de los que han sido fumadores durante una gran parte de sus vidas, y la sensación de fracaso en el intento comienza a generarles la creencia de que ya no podrán  hacerlo, al menos no sin algún tipo de ayuda.

Permanecen un tiempo nuevamente en romance con su amigo inseparable, incluso hasta llegan a agradecer el haber fallado el intento, de otra forma no podrían seguir disfrutando de tamaño placer como lo es sin duda el fumar.

Sin embargo los síntomas vuelven, ese cansancio sin justificación, la falta de aire y tantos más que en principio no se quieren atribuir al tabaco, pero que en alguna visita al médico éste si lo hace, seguido del consejo “deje el cigarrillo”.

Y otra vez la tortura de plantearse el dejarlo…  “pero esta vez lo haré con ayuda”  piensan, en un intento por no volver a fallar.

Allí entran en juego las ayudas más conocidas, desde apoyo psicológico, acupuntura, hipnosis,  las de los laboratorios farmacéiticos como parches de nicotina, inhaladores de nicotina, varenicilina, bupropión, etc.

Estadísticamente con este tipo de apoyos la tasa de abandono de un fumador son bastante bajas, y fallan porque unas atacan los problemas físicos como la dependencia o “mono” que provoca la nicotina y otras la dependencia psicológica que produce el hábito de fumar, como el tener algo en la mano, echar humo, en fin, esas cosas que durante años han acompañado a un fumador y forman parte ya de su carácter y personalidad, pero ninguna combina las dos vertientes de este problema.

Yo he sido fumador desde los 12 años y he llegado a los 53 años fumando 40 cigarrillos diarios y créanme, he tenido varios intentos por dejar el cigarrillo; sin nada de apoyo, con acupuntura, con parches de nicotina, con pastillas no (aprecio mi vida como para arriesgarla con este tratamiento que tanto difunden los médicos, pero ese es un capítulo aparte) sin conseguir nada más que frustración y la sensación de estar entregado a que el cigarrillo acabe conmigo antes que yo con él.

Recuerdo en el 2010 fue mi primer contacto con un cigarrillo electrónico, uno de primera generación (ya sabes, esos que eran lo más parecido a un cigarrillo normal en tamaño y forma). Si bien me había atraído la idea de echar humo (o vapor como decían) con algo que pudiera llevar entre los dedos como un cigarrillo y que además me calmara el mono por la nicotina que llevaba, terminó siendo una frustación más, ya que si no se me acababa carga de la batería lo hacia el líquido, y si no era que se había roto el atomizador; pasaba mas tiempo inetntando que funcionara que vapeando, por lo que llegué a pensar que el experimento se basaba en la distraccíon que me causaba todo aquello y que me impedía fumar o vapear hasta que lo solucionara… así es que lo dejé con toda la pena de ver que lo que me había ilusionado también lo había perdido en el camino.

En verano de 2013 mi médico me detectó principio de E.P.O.C. (ENFERMEDAD PULMONAR OBSTRUCTIVA CRONICA),  lo que me llevó nuevamente a la realidad de que tenia que intentarlo como fuera una vez más.  Y el destino quiso que entrara en mi tienda una clienta con un artilugio que por mi experiencia anterior adiviné que se trataba de un e-cig, pero a lo bestia; mas grande, con una batería con mucha más capacidad y un recipiente para el liquido que se me antojaba me duraría un dia entero o más antes de rellenarlo, y comencé a buscar por internet estos artilugios hasta que me hice con uno.

Llevo ya un año y medio sin tabaco, y aquel  e-cig que me parecía enorme hoy es un juguete al lado de los que utilizo; pero ciertamente he descubierto que puedo vivir sin un cigarrillo, que con el e-cig disfruto mucho más y que ya he podido bajar mi dosis de nicotina de 12 mg./ml a 4 mg/ml  gracias al efecto que me aportan los mods y atos reparables, que mi E.P.O.C. ha mejorado notablemente, que los pinos en mi piscina “huelen” y que mis días no consiguen agotarme como antes.

Curiosamente desde la OMS y en los medios de comunicación no paran de alertarme de lo peligroso que puede ser un e-cig, por lo que desde que he comenzado a vapear investigo por internet estudios, ensayos , o todo lo que pueda brindarme información acerca de estos aparatos.

A raíz de ello me he encontrado con gente maravillosa con la que ahora integramos una asociación en pro del vapeo libre (UPEV, unión de promotores y empresarios del vapeo), con la que compartimos infinidad de datos y estudios hechos por científicos de renombre internacional en el que se ha llegado recientemente a la conclusión, entre otras, de que el e-cig es entre un 95 y un 99% menos perjudicial que el tabaco.

El porqué de que la OMS (organización mundial de la salud) y las grandes farmacéuticas intentan erradicar el e-cig del mercado regulando de una manera sumamente restrictiva su comercialización y desarrollo es una pregunta interesante, sobre la cual los vapeadores tenemos una clara visión: con los e-cig en el mercado sin restricciones que alejen a la gente de los mismos, los laboratorios pierden ventas a corto plazo de tratamientos como parches de nicotina, inhaladores, medicamentos como bupropión o varenicilina, etc.; pero lo peor para ellos ocurre a largo plazo, cuando caerán sus ventas en tratamientos para quimioterapia, enfermedades pulmonares, cardiovasculares, digestivas, etc.;  la OMS lamentablemente está financiada por estas farmacéuticas, así que no hay más que echar cuentas…

Las tabacaleras cada vez más pierden terreno en las ventas de tabaco a favor de los e-cig, al punto de que las más grandes ya se han hecho con empresas de fabricación de e-cigs para compensar estas pérdidas.

Lo que está claro es que con estas luchas entre farmacéuticas y tabacaleras y con las restricciones que se plantean llevar a la práctica, sumadas a las incansables campañas de desprestigio a través de los medios contra el e-cig, el fumador es el que pierde una posibilidad inmejorable de abandonar el hábito y mejorar su calidad de vida.

No olvidemos que en en la actualidad mueren de forma temprana millones de personas a causa del tabaco o enfermedades relacionadas con este,y que hay millones de personas también que han cambiado el tabaco por el e-cig y otras tantas que están en ese camino. Sólo piensen en cuantas muertes se evitarían si hoy todo el mundo se pasara al e-cig.

De lo que hayas entendido de todo lo que te he intentado transmitir dependerá seguramente en gran parte tu capacidad para dejar (o no) el tabaco para siempre. El cigarrillo electrónico es hoy por hoy la mejor alternativa al tabaco y su hábito; te animo a dejar de fumar con el cigarrillo electrónico. Al menos no intentarlo sería, creo, una actitud un tanto negligente de tu parte….

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