Alrededor de la poesía visual en la red (La ventana que se abrió con el futurismo)
Fue Julio Campal uno de los primeros en comprender que no había otro camino en la poesía de vanguardia que la pausa, el replanteamiento del pensamiento visual, no sólo su semántica sino también la propia escritura, su estructura interna, y cómo no, la caligrafía, conceptos que ya habían sido revisados algunos años antes por los poetas futuristas y dadaístas como Francesco Cangiullo, Benedetta,Tzara..., además de Apollinaire -naturalmete-. (…)
En estos momentos, la nueva generación de poetas visuales que puebla la red pertenece de lleno a ese mundo mediático de la televisión, el vídeo, la realidad virtual, la publicidad e internet, y esto implica en sí mismo una gran contradicción, pues siendo el material de trabajo el propio medio resulta que la poesía oficial sigue estando anclada y alejada de estas prácticas “experimentales”. Podríamos afirmar entonces que la cultura "que se ve" ignora a aquellos que manejan la materia prima de la civilización que avanza: sus imágenes.
Cuando visité la página de Fernando Millán, heredero y amigo de Campal, históricos los dos en el tema que nos incumbe, me di cuenta de que la negación también podía ser recíproca, a modo de espejo beligerante. La mirada de Fernando Millán es una mirada de libertad de acción y conciencia, también lo son las de otros muchos poetas de vanguardia actuales, y ello me tranquiliza con respecto al futuro de esta práctica mal clasificada como “experimental”, mal definida como “concreta”, parcamente tildada como “visual”.
Lejos están ya los años en que las creaciones de revistas y las publicaciones de libros objetos podían provocar convulsiones entre los círculos más progresistas de la cultura (entre los ortodoxos lectores y fáciles televidentes sólo hubo un largo y extenso silencio del cual ni siquiera se libró la poesía tradicional). La mítica "Problemática 63" y “El grupo N.O.” ya no son un cuerpo extraño dentro de la poesía pura y dura. Otros proyectos y revistas se perdieron, sin embargo, en el camino, y pocos son los que se acuerdan del romanticismo sin límites que supuso su puesta en marcha. Y a pesar de todo siguen surgiendo iniciativas de divulgación, se habla más que nunca de la poesía visual, la publicidad a veces "huele a poema visual", siguen apareciendo libros de autor, artesanales y mágicos, y en países como Brasil la poética visual es un fenómeno en auge. Algo ha cambiado, y es posible que el culpable sea Internet, esa natural forma de conectarse y comunicarse que viene siendo desde hace algunos años la Red. Lo cual nos lleva a pensar que si bien ha fracasado una manera de propagación (el medio impreso), la poesía visual ha encontrado otro no menos eficaz y con mayor capacidad de universalización.
Vortice argentina y Merzmail (Edgardo Antonio Vigo) son ejemplos de transición natural, o de asimilación individual y colectiva al medio, a través de iniciativas que tratan de armar el lenguaje con la fascinación que genera la red. En otra dirección apunta el museo de arte visual de Boek 861, dirigido por César Reglero, empeñado en conseguir una afición, quizá popular, al mail-art, pero implícitamente enfocada hacia la universalización del fenómeno artístico.
Más que de poesía visual en sentido estricto, íntimamente ligada ésta a su capacidad sensorial, como defendía en sus escritos José Carlos Beltrán, podríamos estar hablando entonces de poesía virtual, pues ya no se necesita de la presencia física del espectador y su complicidad. Autor y espectador se colocan en planos alejados, en dimensiones distintas, en realidades desconocidas, aunque la presencia en la pantalla pueda conceder un falso carácter de proximidad.
(…)En una de esas páginas, la del poeta Lorenzo Facorro, la invención de palabras viene ligada de forma casi inocente a significantes asimilados por el subconsciente cibernético como es “la e-motion”. En la web de Ángel Arahna el sincretismo ahonda en el vacío y en el sentido espacial del mundo onírico-multimedia. Y como no, Xavier Canals, se recrea en el movimiento, en la conjunción de la imagen con el texto abierto (de la hoja de papel a la pantalla, de lo visual a lo informático para abrir redes mediante la palabra).
En el fondo de la cuestión, y sea como fuere la técnica empleada y el adjetivo que utilizemos, una constante en los sitios de poesía visual en la red es la heterodoxia y la mezcla entre lo lírico y lo plástico, como también ocurría en muchas de las propuestas futuristas.
Pero la sutileza del contexto red no sólo puede deslumbrar desde la ingeniería o la habilidad gráfica de sus autores. En el sencillo poema paz=pan de Clemente Padín tenemos el ejemplo perfecto de cómo un juego de palabras es también un juego de imágenes y en consecuencia un deliberado trastocamiento de realidades.
Es posible que en un futuro casi presente nos aguarden palabras como nanotecnología, fibras ópticas, sonido 3D, geometría fractal, ciberespacio, conocimiento digital, telepresencia…, ligadas a la poesía visual. Como diría Hugo Pontes, el sentido radica en el ser-nudo-mundo de la poesía visual. Los tipoemas y antipoemas de Ana María Uribe son un claro ejemplo de contradicción inherente a este proceso conceptual, que ante el abismo de la tecnología es capaz de volver a la literalidad, al libro-poema del "Infierno" de Dante. En rastros de ausencia, “cameres”, Julián Álvarez juega con la estructura hipertextual (circulación de información digital abierta y múltiple). Mientras que en la obra de Ricardo Ugarte el silencio visual se contrapone al hiperdiscurso lineal. Infinitas maneras de abordar el problema del lenguaje descontextualizado, futurista, abierto (…)
Julio Fernández Peláez
correo@edita-t.com
http://www.inaudita.net
Resumen: En este artículo el autor analiza el actual auge de la poesía
visual en la red como proceso natural derivado de su propia naturaleza
“futurista”.
Autor: Julio Fernández Peláez
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