Superación Personal - El tamaño del sufrimiento
Hace unos días, estuve observando una charla del sacerdote Juan Jaime Escobar sobre la felicidad. Algo particularmente me llamó mucho la atención y fue un comentario que hizo sobre “El Tamaño del Sufrimiento”.
A todos, creo, sin excepción, nos han pasado situaciones o eventos desafortunados en la vida, los cuales han traído un sufrimiento de tamaños o índoles diferentes, según cada individuo. Para unos, el sufrimiento es más grande que para otros, aún cuando el suceso sea el mismo.
Yo no quiero decirte hoy de qué tamaño debe ser tu sufrimiento, pues cada ser humano posee una capacidad de asimilación diferente. Lo que sí puedo decirte es que, primero: No deseo que sufras, y segundo: Por ser algo inevitable en la vida (sucesos que nos producen algún tipo de sufrimiento), no deseo que ése sufrimiento te marque de manera que te impida progresar o seguir adelante ante diversas situaciones que se te puedan presentar.
Si la situación que se te presenta es muy dura, enfréntala, no le huyas porque siempre te estará persiguiendo. La muerte de un ser querido es una situación difícil de sobrellevar, sin embargo, si eso pasa, mi consejo es que sigas adelante con tu vida, busca el camino para que esa partida no te afecte por mucho tiempo. Si te quedaste sin empleo, no eres el único ni el primero, a mi también me pasó y llegaron nuevas oportunidades laborales, incluso mejores. Si te separaste y te sientes ahogado, recuerda que Dios aprieta pero no ahorca. Llegará una nueva oportunidad. Existe un dicho en mi país que he aplicado con éxito en mi vida: No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista.
Nada es eterno, ni siquiera el sufrimiento.
En la vida, sin temor a equivocarme, son más las situaciones que nos traen felicidad que las que nos generan sufrimiento. Una sonrisa de alguien que nos atrae, un empleo nuevo, un deporte que nos apasione, las ocurrencias de nuestros hijos, sus primeros pasos, etc.etc.
En una balanza podemos colocar la sumatoria de ambas situaciones, y veremos que la felicidad pesa más que el sufrimiento. Partiendo de esa base, y haciendo alusión a lo que he dicho desde hace mucho tiempo, la felicidad es una decisión, un camino que yo elijo seguir. Yo decido ser feliz porque yo quiero, porque lo merezco, porque Dios me ama y así lo quiere. Soy yo, quien no debo tergiversar las cosas y escoger otro camino, el de sufrimiento.
NO: Yo Decido Ser Feliz por Convicción. Porque soy especial y diferente.
Hoy deseo que tu felicidad pese más que tu sufrimiento y te invito a tirar la balanza hacia la primera, verás que la vida empieza a tener un sentido diferente.
Que pases un maravilloso día.
Felipe Arteaga
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