En busca de la plenitud
Plenitud, indudablemente traduce un tamaño significativo a la vida, y de la cual todos los días incesantemente busco alimentarme para saciar las ganas de mi alma, para disfrutar de la tan anhelada felicidad que perennemente siempre espero conseguirla después de traspasar barreras u obstáculos, pequeños, triviales o grandes. Esta es mi lucha continua, querer acaparar la plenitud, deseando hacer por lo general acciones genuinas, que estén fuera de lo común pero que al fin me llenan, me satisfacen, dejando a mi consciencia en un estado puro, superior e ineludiblemente majestuoso.
Buscar, si, buscar es la esencia de mi vida, en ello se traducen mis decepciones, mis ovaciones, mi ser Yo para fundir, moldear, ese elemento quien soy; pero es la consciencia o ese otro yo que vive en mi interior quien no se cansa, no se fatiga de golpearme continuamente contra una realidad, que verdaderamente duele y me deja con un sabor agridulce para que en medio de las sombras pueda fantasear ¿Cómo hubiese sido si…?, ¿Qué hubiese pasados si…?, ¿Qué me habría augurado el destino si…?.
Algo de lo que la vida mía agradece, es que en este mundo, en esta existencia, Dios atribuyó para cada ser que viene a la luz de senderos y caminos que resultan de los éxitos menos fracasos, la "DEFERENCIA", lo cual puede significar y translucirse para muchos de los mortales, o vistos desde una cierta perspectiva como fantoches de carne y hueso postreramente de polvo y ceniza, como una utopía, que prevalece en los principios de moralidad, pero muy frívolamente, eso sí, grabado perdurable en la punta de la caló, para gritarlo o restregarlo a todos quienes ofendan.
Respeto, deferencia, sinónimos eso es obvio (entre ellos), clara perspicaz y tácitamente entendido, pero antónimos, polos opuestos (ellos y la naturaleza aquí viva) en el desenlace de llevarlo a sanas acciones frente a los semejantes, incluyendo todo cuanto ser viviente interactúa o cruza la trocha, que cotidianamente despojamos de la maleza, de las ataduras que laboriosas buscan por un desplome.
Me cuestiono, si la vida misma de quien quiera que sea, fuera quitar o poner, ¿Cuál sería el verdadero sentido?, quizás, si, quizás, llegar a las condiciones del presente, es decir todo lo tiene fácil, pues hagámoslo espinoso certeramente, siendo que ahora ocurre lo antitético, pero los dos estados minuciosamente atendidos por la bandera que flamea en la cúpula, con su logo: "¡Tu laurel es la felicidad, pero tu duelo, quebrantar y anular la infelicidad!"
En fin, nada más queda que indagar e inquirir, ¿Cuál es la dirección de la PLENITUD eterna?, para orgullosos, generosos, faustos visitarla, con la firme convicción de contagiarnos de esta musa y en un solo vaivén estrecharla con las alas del corazón.
Aurora
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