Etiquetado Legal y Etiquetado Ético
Por normativa de la Comunidad Europea, en el ámbito de las importaciones ,se exige un etiquetado muy técnico y descriptivo mediante el cual el usuario final, al que va dirigido este etiquetado, debe conocer todas las características pertinentes en materia de composición, seguridad y origen del producto que adquiere.
Sin embargo una cosa es el texto legalizado contenido en una etiqueta del tamaño de un pulgar, y otra cosa es la realidad que hay detrás de estos productos, porque recordemos que "la verdad" tambien se legisla, y lo que comprendemos como verdades y mentiras en nuestro ámbito cotidiano, en materia de comercio se comprenden muchos grados regulados por ley.
A título de ejemplo aludo a la OMS (Organización Mundial de la Salud), la cual marca unos máximos cuantitativos sobre los productos químicos usados en industria, mas allá de los cuales y según los laboratorios que los calculan, suponen un riesgo para la salud pública.
Por supuesto, los grados de toxicidad varían en función de la capacidad de nuestro organismo de eliminarlos si han sido ingeridos, inhalados o absorbidos por la piel, o su capacidad de aislarse de ellos o resistir su acción si se ponen en contacto con la piel. Pero, no olvidemos que un mínimo grado de toxicidad ya supone para los organismos vivos una lucha por defenderse de una agresión, aunque la OMS, y cualquier organismo público declare que en esa proporción es inocuo e inofensivo.
Las consecuencias de las toxinas no suelen verse a corto plazo salvo que generen reacciones alérgicas, irritaciones severas o quemaduras como los productos caústicos o ácidos, interfieran en reacciones metabólicas...etc.
Las peores intoxicaciones son las que se producen por acumulación de la misma sustancia en el organismo al no poder ser eliminada o por acumulación de efectos, como puede ser la intoxicación radiológica (también las de los dispositivos móviles).
Y Generalmente la industria y todo su circulo de intereses se escudan precisamente en que las consecuencias no son visibles, y en consecuencia no existen.
Si como indicaba al comienzo del artículo, el consumidor leyera las especificaciones legales de la UE para el etiquetado de productos, encontraría que la ley es inexacta y en ocasiones demasiado permisiva por razones a veces poco claras. A parte por supuesto de la falta de control sobre la trazabilidad de los productos desde su origen, lo cual la mayoria de las veces en los productos de importación es imposible.
¿Por qué es importante?
Porque no es lo mismo utilizar un producto de una procedencia conocida, de la que podemos averiguar la salubridad de sus operaciones de fabricación al menos hasta cierto punto (pero por lo menos lo suficiente para ejercer una presión sobre los mecanismos de control), que consumir un producto de origen desconocido y que puede estar fabricado con materiales con una toxicidad superior a la habitual o con materias primas del todo insalubres.
De todos es conocido el problema con ciertos productos de origen asiático que saltaron a los medios de comunicación por producir accidentes de salud en muchos usuarios.
Por supuesto es solo la punta del iceberg, el 99,9% del resto de los productos tóxicos no sabemos ni que lo son. Pero no hay que crucificar a los productos importados como si en nuestro país no existiera la falta de ética y fueramos incapaces de hacer algo así...Recordemos los etiquetados de los productos del supermercado donde el fabricante prefiere indicar"contiene aceites vegetales" a especificar qué tipo de aceite.
Querido lector, el aceite de colza y el de palma son aceites vegetales pero de dudosa salubridad. De hecho aún hoy se está investigando qué motivó las intoxicaciones por aceite de colza hace ya muchos años, y que investigaciones a título privado apuntan a problemas con la desnaturalización con anilinas,y en otros casos a contaminación por hongos... indistintamente las victimas existen, y no se puede dar marcha atrás en las consecuencias.
Y todo esto se podría resumir en lo siguiente, "si no tienes nada que ocultar ¿para qué lo escondes?"
No olvidemos que la mayor parte de las veces la culpa es nuestra por no exigir, por no dejar de comprar lo que nos parace dudoso, y sobre todo por no cultivar una cultura del acto inteligente de comprar con responsabilidad.
Nuestra salud va en ello.
Javier Ramírez Fernández Director Técnico y Creativo de La Ramoncita S.L. www.laramoncita.es
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