Transferencias sanitarias: un paso necesario
Considero que la transferencia de la gestión sanitaria a las Comunidades Autónomas creo que fue positiva porque, junto con la transferencia de educación, representa el 90% del presupuesto de la Generalitat Valenciana, que es el que conozco de primera mano.
Casi un 50% del presupuesto del gobierno valenciano era para sanidad y dentro de ese presupuesto era para gasto farmacéutico 100.000 millones de pesetas al año (alrededor de 600 millones de euros), eso es un 10 por ciento, o lo que es lo mismo, un euro de cada diez.
Reitero que esa transferencia de sanidad y de educación a las Comunidades Autónomas , correspondía al Estado Autonómico y que se basaba en la consecución de un objetivo de mejorar la gestión tal y como se explicó en su momento. Se trataba de acercar la administración al administrado, en el caso de la sanidad, cumpliendo la Ley General de Sanidad para todos los españoles.
Desgraciadamente la evolución del Estado Autonómico ha llevado a una descentralización política empujada por la revisión de los Estatutos de Autonomía que se han convertido en plataformas independentistas y que políticamente han desvertebrado la Nación Española ( Artículo I de la Constitución).
La financiación de la sanidad se realiza desde el momento de su transferencia con un presupuesto de estado a cada Comunidad Autónoma. Este fondo es fiscalista, es decir, el Consejo de Política Fiscal y Financiera fija una cantidad para asistencia sanitaria de cada Comunidad Autónoma pero exceptuando salud pública por habitante y año. En mi época de Conseller fueron 107.000 pesetas por habitante y año. Aquello fue muy injusto ya que la Cataluña se financiaba con 127.000 pesetas por habitante, un 20% más que la Comunidad Valenciana. Y pese a reclamar con insistencia que el gasto sanitario que suponía que los residentes españoles y extranjeros residían todo el año en nuestras costas ( Benidorm, Torrevieja, Peñíscola, Cullera, etc. ) fuera compensado de alguna forma, nunca fue tenido en cuenta.
La transferencia sanitaria para nuestra comunidad fue una ventaja en el periodo 1996-2000, ya que se produjo un cambio necesario en la gestión, pues se introdujo el criterio de gestión empresarial despolitizado y des-sindicalizado en la sanidad valenciana.
Así se creó la central de compras, se abrieron por la tarde los quirófanos de los hospitales, se utilizaron las clínicas privadas para reducir las listas de espera quirúrgicas pasando de 57.000 pacientes a 7.000. Se operaron más de 100.000 personas en clínicas privadas ya que transcurridos 90 días desde la indicación de una intervención quirúrgica el paciente podía optar a operarse en una clínica privada controlada sanitariamente por la Consellería.
Finalmente, aun sin el Decreto-ley que ha entrado en vigor el 1 de noviembre de 2011, implantando la prescripción de medicamentos genéricos con el principio activo, en la Comunidad Valenciana en aquel periodo se consiguió un ahorro de unos 3.000 millones de pesetas, un 3% del presupuesto total de la Generalitat.
Por último, en aquel periodo de la Consellería, que yo tuve el honor de presidir, se creó el Modelo Alzira que, en resumen, consiste en la adjudicación de la gestión de un servicio público a una empresa privada. Ello significa que la empresa adjudicataria construyó el Hospital de la Ribera por valor de 5.000 millones de pesetas y lo gestionó por un coste de un 30% menos que el coste de un hospital público. Este Modelo Alzira hoy en día se ha expandido por España y por muchos países del mundo y se imparte como modelo de gestión sanitaria en la mayor parte de masters de empresa.
Carlos Pérez Villa, responsable de marketing en line del balneario de talasoterapia Termas Marinas El Palasiet de Benicassim
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