Nos quitaron la ilusion y ahora

Cuando supe que la plaza del Ayuntamiento iba a ser destruida y hecha de nuevo con el fin, injustificable, a mi entender, de construir aparcamientos subterráneos, al estilo de las ciudades, no podía dar crédito, pero mi incredulidad se desvaneció cuando recibí una carta del Señor Alcalde en la que se nos informaba a los vecinos de tal proyecto.Entonces entendí que no había vuelta atrás, nos quedaríamos sin uno de los lugares más emblemáticos y antiguos del pueblo.En un principio consideré la posibilidad de atarme a una de las columnas de la pérgola, así, en plan baronesa Tissen, pero luego reconsideré mi postura porque no siendo yo baronesa ni siendo esto Madrid, no tendría la menor posibilidad de evitar la catástrofe, pero sobre todo estaba segura del poco apoyo que tendría de la sociedad pradense;ellos pasarían por la plaza y mirarían con extrañeza a la loca que estaba amarrada a la columna y no moverían un dedo ni se alzaría una sola voz en solidaridad conmigo.¡El pueblo es así! Por tal motivo decidí que lo único que yo podía hacer por mi plaza era hacerle una especie de ofrenda literaria escribiendo unas páginas en este Noticiero que es una de las poca cosas que aún están indemnes.Me aventuré en escribir este artículo aún sabiendo que tendría que andar con letras de plomo para no politizarlo , ya que de todos es sabido que el Noticiero se rige por unas normas que impiden hacer ningún tipo de manifestaciones políticas.Por eso intentaré escribir desde la nostalgia, sin entrar en dialécticas que podrían herir la sensibilidad de algún pradense.

¿Qué decir de la plaza?

Para mi es mucho más que un espacio, es también un tiempo, mi tiempo y el tiempo de miles de pradenses.Allí jugué de pequeña, correteando entre la gigantesca noria humana que giraba y giraba alrededor de la fuente, aquella fuente entrañable que nos fue arrebatada y que ahora se va a reproducir, pero que ya no será mi fuente por muy bueno que sea el Clon.

Recuerdo los peces de color rojo nadando en el agua, escondiéndose entre las hojas de los nenúfares; y el agua cayendo humilde, sin chorros ostentosos, sólo agua resbalando suave por el tallo pétreo de la fuente en un murmullo perfecto que lo llenaba todo de paz.

Recuerdo esas tardes de verano cuando la adolescencia te apacigua invitándote a la reflexión.A esa hora mágica cuando el pueblo se sumía en la siesta y el sopor, yo me iba a la plaza y en un asiento, a la sombra de un naranjo leía versos de Machado:

La fuente cantaba "¿te acuerdas ,hermano?

Un sueño lejano mi canto presente

Fue una tarde lenta del lento verano".

También me refugié en la plaza en las tardes montecinas del otoño, al abrigo de las pérgolas de buganvillas sin flores. Hoy los versos que entonces leía tienen un sentido y un significado muy especial:

"La causa de esta amargura no consigo

ni vagamente comprender siquiera;

pero recuerdo y, recordándolo,digo:

Si, yo era niño y tu mi compañera."

Y al llegar la primavera la plaza se llenaba de vida, niños jugando, viejos al sol.Los naranjos exhibían presumidos el blanco azahar de sus flores.Las cigüeñas se instalaban en la torre de la iglesia y yo me instalaba en mi asiento favorito, pegadita a la fuente, escuchándola:

"El agua de la fuente

resbala ,corre y suena

lamiendo casi muda

la verdinosa piedra"

Luego el tiempo fue pasando, pero nunca ese tiempo ni ese pasar fueron ajenos a la plaza.Las cosas y acontecimientos mas relevantes se produjeron en este lugar: veladas, romerías y festejos de todo tipo pasaron por allí.Y en las campañas electorales la plaza se convertía en el ágora pradense para discutir los asuntos públicos.Hechos de todo tipo se produjeron a nivel general y a título individual, no digamos:¿Cuántas historias de amores y desamores,cuántos sueños se tejieron en este lugar? ¿Cuánta vida se ha quedado en esa plaza que ya nunca más veremos, que ya no será la misma por muy bonita que la pinten en la foto, ya no será mi plaza, aquella en la que tantos pradenses dieron sus primeros pasos, en la que jugaron , en la que soñaron y consumieron grandes cantidades de pipas en las noches de verano, bajo la mirada atenta de los naranjos, fieles centinelas del discurrir de todos.Aquella plaza ya nunca será la misma...

Hoy la he visto convertida y reducida a un montón de escombros.Los asientos partidos, los naranjos arrancados, sus raíces quebrantadas mirando hacia el cielo, como buscando una respuesta.El rincón de la pérgola sin una sola buganvilla, extremadamente desolada; y la fuente enmudecida, destrozada y polvorienta, y otra vez los versos de Machado acuden a mi memoria reflejando mi sentir:

"Adiós para siempre mi fuente sonora

de la vieja plaza eterna cantora.

Adiós para siempre; tu monotonía

fuente, es más amarga que la pena mía."

¡Qué absurda contradicción! hoy en día que se está trabajando en todos los ámbitos por preservar las cosas antiguas vamos nosotros y renunciamos a uno de los lugares con más historia del pueblo...

Lástima que hayan podido más los intereses y exigencias del progreso que lo realmente valioso para una persona como son sus raíces.

Adiós mi querida plaza, te llevas miles de recuerdo enredados entre los escombros y te digo como dice en una de sus canciones Rocío Jurado "algo se me fue contigo".Yo creo que en el fondo todos hemos perdido para siempre una parte de nosotros.

Paqui Muñoz.