España necesita buena educación

El sistema educativo y laboral español no existe en la actualidad. La tasa de paro española alcanza el 24%, el desempleo en los jóvenes es del 50%.

Las universidades españolas no se encuentran ni entre las cien primeras de los rankings internacionales más importantes.

Muchas compañías protestan de que los alumnos no están preparados para el mundo laboral actual, de que no poseen el nivel suficiente de los colegios e institutos.

Nuestro país no sabe qué quiere llegar a ser, no maneja claramente un modelo de crecimiento para el futuro.

El ladrillo se ha acabado como motor de la Economía, y nos encontramos en un mundo cada vez más global y competitivo.

Gastar en innovación, investigación, desarrollo y tecnología es muy importante para un país y necesita habilidades concretas.

La tendencia en el futuro hace que pensemos que una formación adecuada es fundamental.

El que los jóvenes estudien sirve para los individuos y para el propio país, ya que hace más productiva una economía.

En España, a pesar de que tenemos cantidad de estudiantes estudiando en las universidades, los resultados no son los esperados.

Las instituciones y alumnos se han movilizado en contra de la privatización de las facultades, denunciando que se quiere transformar a los estudiantes en futuros trabajadores, en vez de formar a jóvenes o ciudadanos para el mercado actual.

Muchos no están de acuerdo con ello, ya que formar trabajadores no es la única misión, auqnue es una de ellas, como también hacer ciencia y formar ciudadanos.

Lo que habría que saber y entender es cuándo y cómo se coloca a cada estudiante que sale de cada grado en el mercado.

Los expertos en mercados apuestan por un sistema educativo transparente y responsable ante el Estado, pero especialmente ante el alumnado.

Hay que evaluar lo que funciona y lo que no, y actuar en consecuencia.

En España hay tres escuelas de negocios entre las primeras del mundo, y ciertas veces primeras.

La diferencia con el resto, es que sabemos cuánto ganan los que entran y los que salen.

Además la financiación de la escuela y el trabajo de los profesores depende de que los alumnos encuentren trabajo y de buena calidad.

Si lo mencionado influyera levemente a las universidades de España, ya se vería cómo mejorarían las cifras.