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Testimonios de pastoral sexta parte

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¿Por qué, sentir la necesidad de querer ser algo más en la Iglesia? ; ¿Por qué sentir la necesidad de querer ser algo más que un simple agente de pastoral? Y eso que ser un verdadero agente pastoral, no es cosa tan fácil que digamos.

 Mi padrino de confirmación, Jorge Maurial, diácono permanente de la Arquidiócesis de Lima, motivó en mi persona esa profunda necesidad de seguir su ejemplo, y sin pensarlo ya tenía metida en la cabeza esa fuerte convicción de querer ser diácono permanente. No podía entenderlo, yo que hace un tiempo atrás me preguntaba: ¿cómo es posible que una persona esté metida todos los días de su vida, en esas cosas de Dios?

Luego mi padrino me explicó que era un verdadero llamado de Dios.  Y tenía razón, porque luego en mi parroquia preguntando a otros hombres casados y sirviendo tiempo en trabajos pastorales, les preguntaba si ellos habían sentido también ese llamado, y me respondían que no. Entonces, ¿por qué yo? ; ¿por qué a mí?

Recuerdo ahora con tristeza que la misma persona del relato anterior, la del grupo de amistad cristiana, un día me dijo: que lo mío más que una vocación era una obsesión, y que no debía pensar en esa posibilidad. Ahora comprendo el criterio que empleaba para decirme esto.

 Lo que sí me pregunto, y siempre le haré esta pregunta a Dios, es ¿por qué, despertó en mi esta vocación, si en mi Arquidiócesis de Lima, no había y no hay hasta la fecha, escuela de diaconado permanente?

 Al conocer esta realidad le pregunté a mi padrino que es lo debía hacer, y me dijo que me preparara, y que estuviera listo para una eventual recuperación de la escuela del diaconado permanente.  También le escribí dos cartas a su Eminencia, Cardenal, Arzobispo de la Arquidiócesis de Lima, y lamentablemente nunca tuve respuestas.

Quiero en esta parte transcribir las dos cartas, donde les doy a conocer un poco más acerca de este tema.

 PRIMERA CARTA:

Lima, 10 de Diciembre del 2001

Su Eminencia

JUAN LUIS CIPRIANI THORNE

Cardenal, Arzobispo de Lima y Primado

De la Iglesia Católica del Perú.

PRESENTE

Amado padre:

 Me dirijo a Ud. Como un laico comprometido con su Iglesia, que desea compartirle su más profundo sentir cristiano, esperando que su Eminencia sea quien lea la presente. Mi nombre es Andrés Arbulú Martínez tengo 47 años, soy casado, sin hijos y natural del Callao, con domicilio actual en la Urbanización Santa Beatriz en Lima.

 Pertenezco a la Parroquia de Cristo Rey, soy el director musical del coro del cual formo parte. Igualmente soy delegado de mi parroquia ante las Obras Misionales Pontificias, en las que además he recibido un curso de Misionoligía y participo también de un grupo de amistad cristiana del plan Nueva Imagen de Parroquia.

 Realicé mis estudios en el colegio Externado Santo Toribio de Mogrovejo, y después me dediqué a la música, primero como aficionado y luego profesionalmente. Siempre fui un católico pasivo y respetuoso de la fe, desarrollando una vida considerada normal. Contraje matrimonio religioso en 1982, y luego regularicé mis sacramentos confirmándome en 1995.

 Es el caso padre, que a partir de ese día ocurrió algo muy especial en mi vida, ya que comencé a sentir en aumento, cada vez más, un amor muy especial y particular a Cristo y todo lo que tenía que ver con la Iglesia, surgiendo en mi una motivación diferente.

 Gracias a la Gran Misión Jubilar tuve la oportunidad de conocer más sobre la fe cristiana, pero mi ardor interior y esa alegría tan especial que iba creciendo en mí, me pedía algo más, al punto de sentir una envidia sana hacia los sacerdotes, al pensar que yo nunca podría alcanzar ese ministerio tan hermoso descubriendo de esta manera mi vocación de amor y servicio a Jesucristo nuestro Señor.

 Estudiando el Catecismo de la Iglesia Católica, me di cuentas que existía el diaconado permanente, y a este ministerio si podía aspirar, consulté entonces con mi párroco, y me dijo que en la Arquidiócesis de Lima, no había escuela de diaconado permanente.

 Consultando con tres sacerdotes, me propusieron que debía intentar en otra Diócesis, y lo hice, en la del Callao, pero me informaron que debía vivir en esa jurisdicción por motivos de trabajo pastoral, por lo que intente en la Diócesis de Carabaillo, y el resultado fue el mismo.

 Un tiempo después otra persona allegada a la Iglesia me aconsejó que podía ir estudiando por mi cuenta como alumno libre en la facultad de Teología, hasta que en su momento con el favor de Dios se abriera en Lima la Escuela de Diaconado Permanente, es así padre, que desde este año estoy realizando con gran alegría y dedicación dichos estudios.

 Pero usted entenderá que esto me implica todo un esfuerzo diario, que se sustenta en mi vocación, pero que se encuentra con la incógnita de saber, cuando se abrirá en nuestra ciudad esa escuela de Diaconado Permanente.

 Padre, ¿Qué es lo que me está pidiendo Dios?. Lo que yo más quiero en la vida es poder proclamar el Evangelio y predicar la Palabra de Jesús, pero con la autoridad y conocimiento, que solo me puede dar el Magisterio de la Iglesia Católica.

 Si Dios  permitiera que llegue a ser diacono permanente, en el momento de mi ordenación recibiría el poder del Espíritu Santo y mi corazón estallaría de alegría, estoy seguro de que esto no es una simple ilusión, porque siento la permanencia de Dios en mi corazón.

 Por todo ello, me he permitido dirigirme a usted padre, sin querer desconocer el orden de jerarquía, para pedirle consejo y orientación, solicitándole de todo corazón me conceda una entrevista personal, que no le quitará muchos minutos de su recargado trabajo pastoral, pero servirá de mucho para mi vocación.

 Me despido con todo el amor de Cristo Jesús.

ANDRÉS ARBULÚ MARTINEZ

Enrique Villar N· 131, Urb. Santa Beatriz, Lima Telf., 940-8087

Centro de trabajo, Av. Arenales N 1489, Lima.  –Telf. 470-5171

 SEGUNDA CARTA:

 Lima, 13 de diciembre del 2004

Su Eminencia

JUAN LUIS CIPRIANI THORNE

Cardenal, Arzobispo de Lima y Primado

De la Iglesia Católica del Perú.

PRESENTE.-

Amado Padre:

Me dirijo a usted con la misma intención de aquella vez, un 10 de Diciembre del 2001, para manifestarle que mi vocación no ha variado en lo mas mínimo, a pesar que no tuve suerte con la respuesta por la recargada agenda pastoral de su Eminencia. Desde la última carta que le escribí, hasta la fecha han ocurrido un cambio y avances de conocimiento de nuestra fe Cristiano Católica en mi vida. El cambio es mi lugar de residencia y número telefónico y se lo hago saber al final de la presente. Adjunto copias de los certificados correspondientes. Pero algo muy importante es el hecho de que pude adquirir dos documentos importantes para mi formación diaconal y son:

1.- El Primer Congreso Latinoamericano y del Caribe, sobre el Diaconado Permanente, celebrado en Lima Perú, del 13 al 16 de agosto de 1998.

2.- El Diaconado Permanente, “Perspectivas Teológico- Pastoral”, de Valtes Mauricio Guedert

El Señor Jesús, me llamó a través de mi párroco, a participar en el Concejo Pastoral, y también ha conformar parte del equipo de trabajo de la Misión de Lima “Mar Adentro”, de lo cual le doy infinitas gracias a Dios por haberme llamado a este servicio.

 Quiera, Dios Padre, nuestro Señor Jesucristo, y El Espíritu Santo, con la intercepción de nuestra Madre, la Santísima Virgen María, se produzca mi ordenación, ya que siento que es la voluntad del Señor.

Me despido de Usted con todo el amor de Cristo Jesús.

 

                    

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Acerca del autor

Andrés Arbulú Martínez

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