Instinto de superación
En el año 1986, yo trabajaba en un chifa, con la orquesta estable de ese lugar, y tocaba el bajo electrónico. En realidad como músico ya profesional, mi instrumento en particular como ejecutante, siempre fue el bajo electrónico; la guitarra eléctrica y la guitarra acústica, fue el comienzo en mi afición por la música, pero me sirvió mucho para poder desarrollar y aprender más sobre teoría musical, aplicada a la guitarra y luego al bajo electrónico y más tarde en el teclado de la misma naturaleza.
La orquesta en mención, estaba integrada por cinco músicos, y éramos (presentados en el escenario de izquierda a derecha, de la siguiente manera): un cantante conguero, un baterista, un saxo alto, un bajista corista, y un tecladista “pianista”. Esta pequeña orquesta estaba preparada para interpretar todo tipo de género musical, (pero dentro de lo bailable para fiestas). Teníamos que interpretar todos los temas bailables que estaban de moda en ese momento, y para esto ensayábamos todos los jueves en la tarde.
Tocábamos de lunes a jueves de nueve de la noche a una de la mañana, y los días viernes y sábados era hasta las dos de la mañana. Era un trabajo estable en el cual los pagos eran los sábados al finalizar la presentación. Todo era perfecto, pero el único problema que había, eran los aumentos de sueldo; porque cuando había alzas de precios en general en el país, en el restaurante (chifa) que trabajábamos, subían también los precios de la comida, pero a nosotros no nos sabían el sueldo, y había que luchar un poco con el dueño del local para el aumento, que llegaba, pero llegaba un poco tarde.
Yo llegué a ese lugar por un aviso publicado en el periódico, que decía que necesitaban un bajista para la orquesta. Cuando llegué habían otros para pasar la prueba, y gracias a Dios fui seleccionado y me quede a trabajar con la orquesta. Trabajé varios años en dicho lugar, y llegué a tener una amistad duradera hasta la fecha con los integrantes del grupo.
Se puede decir que todo ese tiempo que trabajé con el grupo, solamente fuimos tres los que nos manteníamos en el puesto, ya que los otros dos, cambiaban constantemente. Los que nos manteníamos éramos: Alberto Torres (cantante tumbador), José Moral (baterista) y el que escribe (bajo y coro). El pianista y el saxofonista tocaban con nosotros un tiempo y luego se retiraban y llegaba otro; pero de estos dos el que más cambio tuvo, fue el pianista. Siempre había ese problema; no se podía encontrar a un pianista que se quedara tocando con nosotros más de dos meses (cabe mencionar que el pianista era el que ganaba más dinero que nosotros).
Esta situación, hizo despertar en mí las ganas de aprender a ejecutar ese instrumento, pero yo lo realicé de la siguiente manera: empecé a volcar todo mi conocimiento teórico musical de la guitarra, al teclado electrónico. Mi idea era la siguiente: “Yo tenía que aprender a ejecutar en el teclado, lo que tocaría en el grupo” Autodidacta en el asunto, comencé a meterme en el tema, pero lamentablemente nunca llegué a tocar teclado (piano) en el grupo de ese entonces, lo que si fue positivo, es que todo ese conocimiento que adquirí, lo volqué para trabajar en otro lugar. Lo que pasó fue, que como dice el dicho “nadie es profeta en su tierra”, mis compañeros no me veían como tecladista, me seguían viendo como bajista, y no les cavia en la cabeza que yo pudiera tocar con ellos de esa manera; quizás (y con razón) porque estaba aprendiendo recién; pero honradamente, ya lo podía hacer.
Cambiando un poco de tema dentro de esta narración, y como dando pie a otro artículo que le seguirá a este; un dato curioso en relación a las personas que asistían al chifa para degustar la comida, y tener un momento de esparcimiento, bailando, y quizás festejando algún acontecimiento especial en dicho lugar, como ser: cumpleaños o aniversarios, o cualquier otro acontecimiento, es el siguiente:
Los clientes tenían la facultad de pedir a la orquesta, la canción que querían escuchar para bailar; entonces algunos se acercaban para pedir de esta manera “toquen una salsa” a dicho pedido, el cantante que tenia la voz de mando le preguntaba al cliente: ¿Cómo cual, por ejemplo? A lo que el cliente (salvo excepciones) respondía: “Caballo viejo”
“Caballo viejo” no es una salsa. Pero ¿qué es “Salsa”?
Andrés Arbulú Martínez
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