Quiero ser libre... ¿Me dejas?

Últimamente asisto perplejo a situaciones esperpénticas propias del siglo XV o de las épocas de la esclavitud y la recogida del algodón que las propias del siglo en el cual vivimos y estas no son otras que la coacción, la privación de la libertad para actuar, pensar, en definitiva la privacidad de ejercer el derecho a ser personas.

Tal vez soy un iluso al pensar que todos somos dueños de nuestra vida y de nuestro destino, que somos los encargados de labrarnos nuestro camino a través de nuestro esfuerzo y sacrificio pero pasan cosas, hay situaciones a nuestro alrededor que nos demuestran que no todo depende de nosotros sino de aquellos que se creen poderosos ante los demás haciendo un uso equivocado del poder que tienen por ser jefes, gestores, cargos directivos o simplemente por rango jerárquico o por edad y se dedican a dejar vivir a los demás lo que ellos creen que deben vivir.

Asisto como espectador de lujo a situaciones en las que las personas se dejan manipular, aconsejar, machacar, por aquellos que creen que son los que tienen la verdad absoluta y no son más que personas con miedo, sin confianza en ellos, con baja autoestima que tiemblan cuando las personas que tienen al lado se dedican a pensar por ellas mismas, a ser proactivas, a querer mejorar y que estos personajes se dedican a anular, a desmotivar haciendo uso de las artes más bajas en la historia de nuestro joven mundo.

Estas personas deben saber que tienen derecho a ser libres, a pensar como ellos quieran, a realizar las acciones que consideren oportunas y si alguien se dedica a coartar todo eso dejan de ser personas para ser marionetas, lo de “quien bien te quiere te hará llorar” es algo obsoleto, quien te quiere y te aprecia te apoya, está a tu lado en los malos y buenos momentos, te acompaña aún pensando que te estás equivocando y nunca te echa en cara nada de lo que haces, no se dedica a decirte “yo no lo haría”, “ya te lo decía yo”, “hazlo si quieres pero atente a las consecuencias”, y un largo y deplorable etcétera de situaciones.

Mundo, somos libres de decidir, nadie nos puede coartar lo poco que ya podemos hacer como personas, quitarnos uno de los pocos derechos que nos quedan, el derecho de elección. Las personas siempre tienen elección ante las situaciones y debemos respetar las elecciones de los demás aunque no estemos de acuerdo, no podemos poner trabas y vallas al camino de los que nos rodean, basta ya de egoísmo, de manipulación y seamos personas, algo de los que muchos se han olvidado que significa.

En el mundo laboral mucha gente se aprovecha de las situaciones que viven muchas personas para manipularlos, hacer con ellos lo que les da la gana, exigirles cosas que ni ellos mismos harían y se aprovechan del miedo que tiene la sociedad, que por suerte, sigue trabajando que es el miedo a perder su trabajo y sustento, “es que si no les hago caso me echarán”, “aunque no esté de acuerdo no puedo decir lo contrario porque puedo perder mi trabajo”… Todos tenemos que ser flexibles en estos tiempos pero eso no nos permite vejar, machacar, coartar a los demás. Las personas que ocupamos cargos directivos tenemos que ponernos en la piel de los demás y ayudarlos a que crezcan, que se formen porque de esa manera ganaremos todos.

Las personas que están trabajando bajo esas condiciones deben preguntarse si bajan la cabeza continuamente, se dejan anular como personas una vez tras otra… ¿qué será lo próximo? ¿No crees que te echarán igualmente? ¿Entonces vendrá el arrepentimiento?

Sólo pretendo que todos pongamos de nuestra parte para hacer una sociedad mejor en la que no existan las privaciones de libertad de pensamiento, no pretendo una revolución sino en definitiva dejar vivir, ¿porqué nos empeñamos en dirigir la vida de los demás? ¿No tenemos suficiente con la nuestra?

Y para acabar una frase “El líder está para servir, no para ser servido”.

Frank Fernández